Comentario: La información que vertida en este artículo son las opiniones personales del autor, sin embargo, consideramos que la base retórica del mismo se acerca a la verdad puesto que en un principio a Obama se lo consideró como un "pacificador", y finalmente resultó que era todo lo contrario; la situación con Venezuela es otra muestra más de la doble cara que presenta el presidente norteamericano y su país en relación a la política exterior, y su perseverante intervencionismo.
Al final del carnaval, Barak Obama se sacó la careta de Nobel de la Paz, y como presidente de Estados Unidos dio una orden ejecutiva -sin necesidad de pasar por el Congreso- para declarar como "emergencia nacional" a Venezuela por su "amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y política exterior" de EE.UU. No creo que ningún estadounidense se haya sentido o se sienta amenazado por Venezuela. Lo que no ha cambiado, son las apetencias de Washington por adueñarse del petróleo venezolano.
La Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) rechazó las sanciones -a las que calificó como amenaza injerencista a la soberanía y al principio de no intervención en los asuntos internos de otros Estados- y solicitó a EE.UU. derogar el decreto donde se cataloga a Venezuela como una amenaza inusual y extraordinaria para su seguridad. Los cancilleres, reunidos en Quito, también pidieron a EE.UU. resolver sus diferencias con Venezuela mediante el diálogo, y no con la imposición de sanciones que violan todo derecho internacional.
Si bien no hay duda de la agresividad imperialista, sí la hay respecto de sus capacidades para llevarla adelante. Su preocupación mayor quizá sea la germinación de las semillas que sembró Hugo Chávez, no solo en América Latina. La provocación de Obama se trata de una escalada de guerra sicológica y una preparación para un mayor intervencionismo. Los estrategas estadounidenses quieren descarrilar los gobiernos progresistas en la región. Apoyan e incitan la desestabilización en Argentina y Brasil, preocupados por los abruptos cambios incluso en Europa (Grecia y España, principalmente), con movimientos promovidos por el pensamiento y acción del líder bolivariano.
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