© ArchivosEnrique Peña Nieto es el presidente de México desde el 1 de diciembre de 2012.
Desafortunadamente hubo muchos que le creyeron.Pasaron sobre los antes dudosos y ahora evidentes excesos en los topes de gastos de campaña electoral de 2012. Juzgaron exageraciones las tarjetas de débito entregadas por el PRI para comprar votos a su favor. Luego se dejaron impresionar por la firma del Pacto por México, en diciembre de 2012, en el que participaron el PRI, en el gobierno, el PAN a la derecha y el PRD, a la izquierda. También se quedaron atónitos por la andanada de reformas estructurales que lanzón Peña Nieto en un año y logró con el apoyo de la derecha, de la izquierda o de las dos: reforma financiera, reforma en telecomunicaciones, reforma educativa, reforma fiscal y reforma energética. Quince meses y veintitantos días después no son pocos los que se dicen defraudados, cuando no traicionados.
Los primeros fueron los propios partidos signatarios del Pacto decembrino. Los chuchos, corriente negociadora y controladora del PRD, singulares representantes de la nueva realpolitik. Muy a su pesar tuvieron que aceptar que la reforma constitucional en materia energética los dejaba muy mal parados ante la mayoría de sus bases y algunos dirigentes, como Cuauhtémoc Cárdenas, y anunciaron su retirada del acuerdo. Los del PAN no llegaron a tanto, a pesar de las certeras advertencias del Senador Javier Corral, y sin dejar el pacto, que mucho les reporta a sus cúpulas, criticaron duramente la reforma fiscal.
Comentario: Parece claro que no fue un problema de descoordinación, sino que todo estaba preparado para que ese pequeño grupo fuera atacado. La propia policía, mediante "operativos parapoliciales", se asegura de que se agreda a sus agentes para poder justificar así cargas policiales violentas contra la población. ¿Son conscientes los policías de a pie que están siendo utilizados? ¿Son conscientes de que su integridad física no les importa nada a sus mandos superiores?