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Las patentes son un instrumento político y económico y "constituyen incentivos para las personas, ya que les ofrece reconocimiento por su creatividad y recompensas materiales por sus invenciones comercializables. Estos incentivos alientan la innovación, que garantiza la mejora constante de la calidad de la vida humana"
A cambio de este "derecho exclusivo concedido" existen algunas obligaciones "Todos los titulares de patentes deben, a cambio de la protección de la patente, publicar información sobre su invención, a fin de enriquecer el cuerpo total de conocimiento técnico del mundo. Este creciente volumen de conocimiento público promueve una mayor creatividad e innovación en otras personas. Así pues, las patentes proporcionan no sólo protección para el titular sino asimismo información e inspiración valiosa para las futuras generaciones de investigadores e inventores" (ver citas
aquí)
David Haley, historiador de la psiquiatría nos cuenta en su magnífico texto
Pharmageddon, que "La hostilidad más profunda hacia las patentes en los siglos XIX y XX vino de la medicina" (pag 27). Por ejemplo, en Francia, en 1971, se promulgó una ley que protegía a los nuevos medicamentos, promocionada por empresas químicas y de comercio. Esta ley recibió una oposición frontal por parte de médicos y farmacéuticos con argumentos como "nuestra vocación es la de ayudar a los enfermos no la de hacer negocio" y advertencias de una inevitable escalada de los precios que podía ser muy perjudicial para la salud pública. La Asamblea Nacional Francesa revoca la ley en el año 1844.
Comentario: El problema con los medicamentos, a parte de que son una gran estafa para enriquecer a la industria que los fabrica, como vemos en este resumen, es que realmente no son fabricados para curar, sino que simplemente para paliar síntomas a cambio de una lista de efectos adversos que terminan enfermándonos más.
Existe gran problema con el enfoque actual de salud que se basa casi únicamente en la administración de medicamentos y su importancia para la salud, cuando, en realidad, el enfoque debería ser el de la prevención, estimulando un estilo de vida saludable para el ser humano que permita que la mayoría pueda vivir bien y sin tener que estar acudiendo constantemente al médico o a la farmacia. Claramente, este enfoque no es rentable para la gran industria en que se ha convertido la "salud" hoy en día y el
lobby empresarial en instituciones políticas y educativas, logra que sigamos buscando conseguir medicamentos antes que encontrar la manera para que no nos enfermemos tanto.
Hoy en día, estar constantemente enfermo es la norma y ser saludable sin tomar medicamentos es considerado una rareza, especialmente en los países llamados desarrollados. Sin embargo, las enfermedades no parecen disminuir en los países donde la gente tiene más acceso a la medicina industrial, sino todo lo contrario, van en aumento. Durante millones de años, el ser humano vivió en buenas condiciones de salud sin contar con la industria farmacéutica que tenemos hoy en día. Las enfermedades existían también, pero las personas probablemente eran más resistentes a las mismas y lograban tratarlas muchas veces con sus medicinas naturales. Varios estudios muestran que los humanos del paleolítico gozaban de una salud envidiable y sería, por lo tanto, lógico invertir esfuerzos y recursos en la investigación de qué es lo que propiciaba esa salud en aquel entonces, para ver como podemos adaptarlo a nuestra vida moderna y ser saludables. Pero, una vez más, la salud no es rentable, por lo tanto, hay quienes buscan evitarla a toda costa.
Afortunadamente, hay algunas personas realmente preocupadas por esta crisis sanitaria que investigan sobre cómo recuperar nuestra salud; y también es tarea de cada uno informarse para tomar el control de su vida y dejar de depender de la Big Pharma y sus instituciones compradas.
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