"Argentina produce un volumen de alimentos 10 veces superior a su número de habitantes", aseguró Verónica Caride, funcionaria del Ministerio de Agricultura de Argentina, en un panel en el marco de la Feria Agrícola y de la Alimentación (Grüne Woche), en Berlín. "Nuestro país está en condiciones de aumentar en forma sustentable su producción, que ofrece al mundo. Cuenta con tecnología punta y experticia en las cadenas agregadas de valor". La funcionaria aseguró que su país está comprometido con la seguridad alimentaria, el combate a la pobreza y la sustentabilidad.
Comentario: como podrán imaginar muchos lectores los dichos de esta funcionaria no son más que retórica protocolar. En la Argentina las prácticas agrícolas son, detrás de las de EE.UU., de las más deplorables del planeta. Desde mediados de los años 90 sistemáticamente los gobiernos argentinos, sin importar banderas políticas o ideológicas, ha rifado su soberanía alimentaria y sus recursos naturales a corporaciones internacionales (en especial a Monsanto) que depredan el planeta y cuentan con un extenso prontuario de crimenes contra el medio ambiente y los seres humanos.
El negocio de la soja transgénica en Argentina es multimillonario. Este monocultivo está acabando con extensos territorios contaminando el suelo, enfermando a la gente, y comprometiendo a futuro (un futuro no muy lejano) la viabilidad de la vida.
"Actualmente el 100% de los cultivos de soja y algodón son cultivados con semillas biotecnológicas, mientras que en el maíz el porcentaje es del 95%. En otros cultivos estamos trabajando fuertemente para desarrollarlos. También estamos trabajando para desarrollar este tipo de tecnología porque la competencia internacional en el desarrollo de biotecnología es muy fuerte. Desde hace unos años somos muy activos en la generación de este tipo de tecnología para la exportación posterior al mundo" explica Verónica Caride.
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