
Klauss Barbie fue un alto oficial de las SS y de la Gestapo involucrado en numerosos crímenes de guerra y contra la humanidad durante la Segunda Guerra Mundial
Además, el Gobierno liderado por Harry Truman trabajó para conseguir que aquellos que ya habían sido enviados a prisión fueran liberados y colaboró en su huida a Latinoamérica. A cambio de este comportamiento, obtuvo la colaboración de estos en las labores de contraespionaje de la Unión Soviética y tal vez, de las otras potencias aliadas aprovechando la estructura alemana creada durante la II Guerra Mundial.
A estas conclusiones llegaron Richard Breitman y Norman J. W. Goda, historiadores vinculados a la Universidad Americana de Washington y la Universidad de Florida respectivamente, tras analizar los archivos de inteligencia desclasificados por el gobierno desde 2005. En su libro La Sombra de Hitler. Criminales de guerra nazis, servicios de inteligencia estadounidenses y Guerra Fría muestran los documentos que prueban la colaboración y connivencia del gobierno de EEUU con algunos de estos criminales de guerra vinculados a la Gestapo, policía política de la Alemania nazi, a cambio de información privilegiada.
Entre los documentos analizados un nombre destaca con luz propia, Klaus Barbie, el Carnicero de Lyon, responsable del traslado de 7.500 personas a campos de concentración, más de 4.000 asesinatos y el arresto y tortura de unos 14.000 miembros de la Resistencia. Gracias a la intervención del gobierno de Truman, Barbie quedó indemne del juicio de Núremberg y consiguió abandonar Europa con destino a Bolivia. Su llegada al país suramericano tuvo nefastas consecuencias para Latinoamérica ya que jugó un papel fundamental en la vigorización ideológica y económica de movimientos de ultraderecha como los contras nicaragüenses, cuya relación con el gobierno de Reagan fue probada.