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Denario de plata de César (44 a. C.)
En la antigua Roma, el dinero era el oro, la plata y otros metales en lingotes o en su forma original. La moneda del denario de plata era una de las monedas comunes que la gente usaba para el intercambio comercial. La moneda áureo de oro fue valorada, por lo general, en 25 denarios (pesos desiguales) y se utilizaba para los grandes pagos y como un almacén estable de valor (ahorro).
En la época de César (antes de 100 a. C.) se entendía bien que un imperio en crecimiento requiriera una economía en crecimiento y, por tanto, una fuente de dinero cada vez mayor. Gran parte de este dinero entró en el Imperio en forma de botín a través de sus conquistas en todo el Mediterráneo. A mediados de siglo, César añadió la Galia (Europa Occidental) a sus conquistas y, en consecuencia, más dinero a la tesorería y la economía de la República.
Los populares y los optimates

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Áureo de oro de César
Pero había también una manera artificial de aumentar la oferta monetaria y era en forma de deuda de papel. Los oligarcas adinerados (optimates) de la República romana, a menudo, se involucraban en préstamos monetarios para aumentar su riqueza a través de intereses (usura). Las deudas de papel que crearon también podían ser objeto de comercio para el dinero en metálico, actuando como una forma de moneda fiduciaria.
Esta creación de dinero-deuda funciona bien, siempre y cuando el crecimiento económico proporcione los medios para pagar los intereses de la deuda.
Cuando la carga de la deuda en Roma se hacía excesiva, la economía se desaceleraba y el riesgo de impago por parte de la muchedumbre subía.
Esta es la razón por la que la cancelación/reducción de la deuda fue a menudo un tema político "candente" entre los candidatos a altos cargos, donde la lucha se manifestaba, a menudo, en el Senado romano, entre los líderes del grupo de los populares (del pueblo) frente a los del grupo de los optimates. César estaba, firmemente, en el grupo de los populares de principio a fin.

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Asesinato de César en el pleno del Senado
Los optimates en el Senado y los oligarcas romanos sabían mucho acerca de los ciclos económicos de auge y caída y cómo la deuda se podría utilizar para aumentar considerablemente su riqueza a costa del pueblo. Un impago de la deuda permitía la captura de muchos bienes a bajo coste - y después de que la economía mejoraba - la riqueza neta aumentaba drásticamente y mucho más allá de lo que se habría obtenido en intereses sobre la deuda. Por eso, los optimates en el Senado odiaban muchísimo cualquier mención a la legislación dirigida hacia la cancelación/reducción de la deuda. La cancelación/reducción de la deuda era para ellos como una patada en la espinilla y, además, favorecía directamente a los populares. Y esta lucha entre los populares y los optimates es lo que llevó al asesinato de César en el pleno del Senado [y al parecer Marco Bruto fue particularmente vil entre los grandes prestamistas].
¿Algo de esto te suena familiar con respecto a la situación en la que nos encontramos todos nosotros (los populares) como colectivo en la actualidad? Los instrumentos de la deuda de papel están completamente fuera de control y el dinero real (oro y plata) ha sido relegado a la condición de "reliquia bárbara". Estamos en medio de una vasta transferencia de riqueza de los populares a los optimates/oligarcas de hoy. ¿Ha habido alguna charla legislativa seria sobre la cancelación/reducción de la deuda? No. En vez de eso, hemos experimentado en el terreno legislativo una aceptación de pagar con los bienes de las personas comunes para dar servicio a la deuda. Los optimates de hoy lo quieren todo.
Comentario: Queremos llamar la atención sobre el comportamiento de Esperanza Aguirre en esta estúpida fuga. Atentos al parte oficial sobre el incidente:
Sólo era una pequeña multa. No se trata de tener que pagar 300 euros por la subida de la factura de la luz, de perder tu casa en un desahucio, de que te reduzcan la nómina a la mitad como a tantos españoles les ocurre y consiguen controlar su indignación para comportarse como personas normales.
Recordemos el comportamiento de otra política de su partido, Rita Barberá, la alcaldesa de Valencia, que tuvo un altercado con una conductora de autobús. También perdió los nervios en una situación más que tonta.
Pareciera como si en estos tiempos convulsos que vivimos, algunos ya no fueran capaces de seguir manteniendo la "máscara de la cordura" que tan bien escondía su temperamento patológico.
Atentos al escrito que hizo la conductora sobre este incidente con la alcaldesa de Valencia, no tiene desperdicio, no sólo retrata a Rita, también a nuestra Espe y a muchos otros políticos de la izquierda y la derecha: