
Pero, ¿son estos 93.000 (la mayoría) ciudadanos de Escocia, y los miles de usuarios de Facebook que exigen una investigación, solamente malos perdedores engañados?
Si nos fijamos en el sistema de votación británico en general, encontramos un casi brillante informe de 2008 del Consejo Europeo de control de los derechos humanos indicando que las reformas a las normas de votación por correo introducidas por los laboristas hicieron el fraude electoral en Gran Bretaña "infantilmente simple". El sistema de votación británico está ahora abierto al fraude y el sistema "hace que sea extremadamente fácil agregar nombres falsos a las listas de votantes", señaló el informe.
Pero para concluir específicamente que el referéndum escocés fue probablemente amañado hacia un voto por el 'No' por la inteligencia 'británica', tenemos que aportar pruebas suficientes de que las élites británicas tienen las 'cualidades' de carácter necesario, el motivo y la historia operativa para emprender ese tipo de grave delito. También hay que proporcionar un motivo razonable para creer que las encuestas de opinión que el gobierno y los medios de comunicación británicos, que por lo general predijeron una mayoría al voto 'No' en el período previo al referéndum, eran falsas, que la mayoría de los escoceses pretendían votar por el Sí, y que el fraude en la votación fue, por lo tanto, necesario. Lo más importante, debemos presentar un escenario plausible, respaldado por la evidencia, de que agentes británicos tuvieron la oportunidad de cometer el más antidemocrático de los crímenes.
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