El New York Timesinformó el jueves que la administración Biden está considerando permitir a Ucrania el uso de armas de precisión de largo alcance proporcionadas por la OTAN contra objetivos en el interior de Rusia. Tal decisión pondría al mundo en mayor riesgo de conflagración nuclear que en cualquier otro momento desde la crisis de los misiles cubanos.
En un momento en el que los líderes estadounidenses deberían centrarse en encontrar una salida diplomática a una guerra que nunca debería haberse permitido, la administración Biden-Harris está aplicando una política que Rusia dice que interpretará como un acto de guerra. En palabras de Vladímir Putin, los ataques de largo alcance en Rusia "significarán que los países de la OTAN (Estados Unidos y los países europeos) están en guerra con Rusia".
Algunos analistas estadounidenses creen que Putin va de farol, y son partidarios de llamarle la atención. Como informó el Times:
"'Aliviar las restricciones sobre las armas occidentales no provocará una escalada por parte de Moscú', escribieron 17 exembajadores y generales en una carta a la administración esta semana. 'Lo sabemos porque Ucrania ya está atacando territorios que Rusia considera suyos (incluidos Crimea y Kursk) con estas armas y la respuesta de Moscú sigue siendo la misma'".Estos analistas confunden moderación con debilidad. En esencia, abogan por una estrategia de mano dura. Cada escalada (desde los HIMARS hasta las municiones de racimo, pasando por los tanques Abrams, los F-16 y los ATACMS) acerca al mundo al borde del Armagedón. Su lógica parece ser que si se incita a un oso cinco veces y no responde, es seguro incitarlo aún más fuerte una sexta vez.
Comentario: Putin no va de farol.