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La noticia no es nueva pero aparece y desaparece con cierta asiduidad, aún cuando los principales medios globalizados de información no la presentan en su real dimensión: Estados Unidos y sus aliados, incluido Israel, desarrollan planes para establecer "escudos antimisiles" en Europa, Asia y el Oriente Medio.
La idea de los sistemas de defensas antimisiles, comúnmente conocidos como "escudos antimisiles", forma parte de la ya demasiado larga carrera armamentista; y surgió en los Estados Unidos en la década de 1940,
concebida como un mecanismo que protegiera el territorio de ese país de un ataque con armas nucleares, incluso en momentos en que solo Estados Unidos poseía ese tipo de armamento.Desde que Estados Unidos ensayó con éxito el arma atómica en 1945, que fue seguido por el ensayo atómico en la Unión Soviética en 1949; y por sucesivas espirales en la carrera armamentista, la concepción del escudo antimisiles, con diferentes variantes, siempre estuvo presente. Precisamente, la decisión de la Unión Soviética y de los Estados Unidos, de firmar en 1972 un Tratado de Defensa Antimisiles,
tuvo como finalidad concreta no solo la protección del territorio de ambos países, sino también limitar la producción y el despliegue de este tipo de sistema, en la convicción de que su poseedor podría verse estimulado a propinar un primer golpe con armas nucleares.Es eso lo que explica que ese Tratado de Defensa Antimisiles, conocido más comúnmente como Tratado ABM, limitara el despliegue de esos "escudos" únicamente a dos áreas en cada país y no a la totalidad de los respectivos territorios; con un radio de acción de alcance limitado; y con un determinado número de lanzadores. En el año 1974, durante la década de la "distensión", Estados Unidos y la Unión Soviética acordaron limitar las áreas "protegidas" a solo una en cada país. Tal era la relevancia y pertinencia que se le concedía al Tratado ABM.
La idea del escudo antimisiles, sin embargo, reapareció repentinamente con mucha fuerza y gran publicidad en los Estados Unidos el 23 de marzo de 1983, cuando el entonces presidente Ronald Reagan, anunció en la televisión de su país su "Iniciativa de Defensa Estratégica", conocida comúnmente como "guerra de las galaxias" que, en su esencia, planteó la creación de un gran paraguas nuclear, capaz de detectar y destruir todos los misiles dirigidos hacia cualquier parte del territorio norteamericano.