
La USAID no es otra cosa que una agencia más del aparato de espionaje, injerencia y desestabilización de EEUU.
En América Latina, cualquier ilusión con relación a la agenda detrás de las actuaciones de la USAID demostró tener corta vida. Una serie de desenmascaramientos de agentes del FBI y la CIA que operaban bajo la cobertura de la USAID fue tan fabulosa que la verdadera naturaleza de la agencia se tornó imposible de ocultar. No obstante, las actividades de la USAID fueron claramente reimpulsadas durante la primera década del siglo XXI. En Haití por ejemplo, los operativos de la CIA alojados en la USAID coordinaron y financiaron numerosísimas ONGs que durante el período 2003-2004 fueron fundamentales en el derrocamiento del presidente Jean-Bertrand Aristide, acusándolo de corrupción y complicidad con el narcotráfico. Entonces, poco después, ingresó al escenario una curiosa variedad de rebeldes, ataviados con uniformes militares norteamericanos que ocuparon la mayor parte del país y eventualmente sitiaron la capital y el palacio presidencial. Aristide fue detenido por marines norteamericanos, llevado al aeropuerto y sin mediar ninguna formalidad, como ser un procedimiento judicial, fue sacado en avión del país rumbo a Sudáfrica. La advertencia dada al destituido líder del país durante este procedimiento fue que si trataba de huir tendría problemas aun más graves.
La USAID también jugó el rol clave en la organización del golpe de estado del mes de junio del 2009 en Honduras, donde agentes de la CIA disfrazados de funcionarios de la USAID de manera similar patrocinaron y condujeron acciones de las títeres ONGs, extendiendo el mito de una conspiración comunista conjunta del presidente M. Zelaya y del líder venezolano Hugo Chávez y comandaron a los oficiales del ejército del país. El golpe culminó con la detención de Zelaya quien al igual que Aristide fue a la fuerza llevado a otro país, esta vez a Costa Rica bajo la amenaza de muerte si reingresaba a su país natal. Consecuentemente, Washington estuvo satisfecho con la liquidación del giro hacia el campo populista de América Latina. La prensa simuló no tener conocimiento de la guerra terrorista contra los seguidores de Zelaya desatada por los carniceros dirigidos por el nuevo presidente R. Micheletti y los operativos de la USAID/CIA quienes organizaron el golpe y luego cobraron sus prestaciones y recibieron sus ascensos.
Existe amplia evidencia que la USAID es utilizada de manera extensiva como herramienta para incitar las revoluciones de colores en los países desafiantes por todo el hemisferio occidental, especialmente en Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua. En cuanto a Cuba, la USAID ha estado empleando operaciones encubiertas durante décadas, pero la mayoría de los esfuerzos de las agencias para instalar en estos países medios "independientes" y organismos políticos "alternativos" en forma de sindicatos o grupos de protesta han sido notables fracasos.