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3.000 asesinatos en solo una semana, y a pesar de que existen voces las cuales se oponen de manera clara y elocuente, Israel prosigue con sus planes de limpieza étnica de la franja de Gaza.
La discusión pública parece centrarse sobre temas irrelevantes para la realidad de lo que está ocurriendo, sobre si la respuesta de Israel es justificada o muy justificada, nadie se pregunta si Israel tiene derecho a una respuesta en absoluto, o si los eventos ocurrieron tal y como nos lo narraron los medios de comunicación.
De este modo, todos los intelectuales y politólogos se centran en discutir la narrativa que Israel quiere que discutamos, y mientras esa conversación tiene lugar, ellos prosiguen con el objetivo inicial de su operación, el cual es justamente lo que estamos viendo, el asesinato indiscriminado de la mayor cantidad de personas posibles.
Israel no fue obligado a llevar a cabo estos atroces actos, Israel no se encuentra en la posición de no tener más opción qué cometer crímenes de guerra, Israel tenía el deseo de cometer crímenes de guerra e inventó un pretexto.
Tal vez intentando buscar la forma de mantener el orden mundial bajo el mando de Washington, al pretender arruinar los planes de China y Rusia de establecer un mundo multipolar, al crear caos en la región y el mundo.
Sin embargo, parece mucho más probable que sus acciones vayan a precipitar el colapso de Washington como líder global, y el de sus vasallos como primer mundo. Israel puede estar realizando esfuerzos criminales para evitar una realidad que se acelera gracias a sus esfuerzos para intentar detenerla.
