El maravilloso sistema español a preservar podría definirse hoy perfectamente por la corrupción que envenena el cuerpo esencial del Estado, la impunidad, la confusión de poderes y la manipulación sistemática ejercida por los privilegiados. Hay que ser muy miserable y estar muy podrido para situarse a la altura de unos cuantos que hoy dirigen el cotarro.
Nada ha concitado más unánime odio y miedo en los últimos tiempos que el triunfo electoral de Podemos. Mentes preclaras como las de los populares Floriano, Aguirre o Cifuentes han liderado los exabruptos a la formación que consiguió 5 escaños en los comicios europeos cuando ellos no lo esperaban.
Las jóvenes apuestas
rubalcabistas del PSOE andan en parecida zozobra, lo mismo que viejos ideólogos de la desnortada socialdemocracia española. El cabeza de lista, Pablo Iglesias, es el enemigo a abatir en las altas esferas políticas y mediáticas. Expurgan su vida presente y pasada como lo harían fuerzas especiales conjuntas del MOSSAD, la CIA y la KGB. Le están adiestrando en resistencia al acoso ejercido con las peores artes de la mala calaña a niveles de la Esparta de Leónidas. Si lo supera, estará preparado para afrontar cualquier eventualidad. De momento, han decretado una pausa en su pasión acribilladora por Ada Colau, pero volverá, con seguridad. Con cualquiera que amenace su privilegiado estatus.
Comentario: Comentario: Habló Rajoy, habló Montoro, iban a bajar los impuestos y ahora sabemos lo que nos ocultaron. Después de que hayan colgado el titular en la rueda de prensa del consejo de ministros, ahora que podemos acceder a todos los puntos de esta reforma fiscal, descubrimos la estafa. ¿A alguien le sorprende? Es lo de siempre y es vergonzoso.