Por fin tuvo lugar la inauguración de Donald Trump, y la incertidumbre sobre sus promesas de campaña empezó a colapsar en una maratoniana serie de órdenes ejecutivas, algunas predecibles y otras muy polémicas.

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A nivel doméstico, Trump declaró un estado de emergencia en la frontera sur del país, inició deportaciones masivas de inmigrantes ilegales, así como una emergencia energética para buscar la extracción de hidrocarburos e intentar reducir el costo energético en Estados Unidos. También firmo una orden que retira la ciudadanía automática para recién nacidos de padres ilegales.
Retiro al país de la OMS, detuvo las ayudas a países a través de USAID por 90 días, y realizó varias declaraciones sobre sus intenciones de poner fin al conflicto ucraniano así como de reunirse con Vladimir Putin.
Las amenazas de aranceles, de reformar el canal de Panamá, hacerse con el control de Groenlandia, así como de renombrar el Golfo de México como Golfo de América todas tomaron fuerza después del 20 de enero.
¿Cómo podemos interpretar las primeras horas de la última presidencia de Donald Trump? ¿Podrá cambiar el rumbo inevitable hacia el colapso de Estados Unidos?
Al día de hoy, sólo nos queda esperar e interpretar el resultado de sus acciones mientras esquivamos la polémica de sus declaraciones por los próximos cuatro años.