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Existe un término que probablemente nunca has escuchado ni en la universidad ni en los colegios ni mucho menos en el entorno político; ni siquiera la Real Academia Española lo añade a sus archivos.
Su nombre es 'democidio'. Así es: se refiere a los asesinatos perpetrados por el Gobierno contra cualquier persona o personas en donde se incluye el genocidio, asesinatos políticos y asesinatos en masa.El término no hace referencia explícita y directa a la eliminación de todos los grupos culturales dentro de una nación, sino que persigue a
grupos al interior de otros mayores que supuestamente elucubran planes de desestabilización general de la población e incluso preparan actos de vandalismo y terrorismo y que el Gobierno de turno busca eliminar, tanto por motivos políticos como para frenar amenazas futuras. Ejemplos de esta infamia se encuentran en casi todos los países del mundo.Escuchamos hablar de guerras necesarias, guerras en nombre de la libertad, guerras santas y desde la caída de las torres gemelas, la incesante repetición de las autoridades estadounidenses de
guerra contra el terrorismo. Sin embargo, nunca hemos mirado hacia adentro, hacia los crímenes que nuestros propios Gobiernos han perpetrado contra la humanidad indefensa. Ni la
peste negra, ni las guerras atroces que hemos librado suman tantas muertes como las perpetradas por los Estados. La cifra es altísima y las muertes están y se encuentran documentadas. Aunque el escritor Theodore Abel ya
menciona el término para referirse a los asesinatos cometidos por el Estado, el catedrático
R.J. Rummel es quien acuña el término 'democidio'.