Para saber lo que realmente es el Fascismo y por qué debemos luchar contra él y destruirlo aquí en EEUU, debemos antes que nada saber qué es aquello contra lo que estamos luchando, qué son realmente los regímenes fascistas y qué hacen, quién pone el dinero y apoya al fascismo en cada país (incluyendo a EEUU en este mismo momento), y quienes son dueños de los países bajo tales regímenes, y por qué los nativos de todos los países fascistas deben ser llevados a trabajos más duros, a tener menos dinero, a la reducción del estándar de vida, a la pobreza y la desesperación para que los hombres y corporaciones que financian, subsidian, y son dueños del fascismo, puedan ser increíblemente ricos.Ahora más que nunca en la historia somos la involuntaria carne de cañón en el despiadado crecimiento de los conglomerados corporativos. Tácitamente aceptados y habitualmente defendidos como un ingrediente necesario para el 'progreso de la civilización', la globalización del capitalismo corporativo actual es algo que los Padres Fundadores en la Italia y Alemania de los años 30 solo podían soñar. Mientras que es debatible que las grandes empresas capitalistas sean necesarias para proveer productos y servicios accesibles y esenciales para una creciente población, la incesante fusión de intereses políticos y financieros entre los legisladores de los gobiernos y las industrias más grandes del mundo es uno de los problemas más graves que la humanidad encara hoy en día. Ha conducido a una corrupción, codicia, nepotismo y 'riesgo moral' a una escala absolutamente colosal. Ha producido niveles obscenos de prosperidad a la minoría de ricos cercanos al poder mientras que la mayoría de los habitantes del planeta han caído víctimas de la disparidad económica, pobreza extrema, desintegración cultural, catástrofe medioambiental, contaminación, enfermedad y una plétora de derivados problemas sociales negativos.
~ George Seldes, 1943
Quizás Francis Fukusyama estaba en lo cierto acerca del capitalismo de 'libre mercado' como mensajero del fin de la historia (tal como la conocemos), excepto que no hay nada libre al respecto porque los mercados están arreglados.