Los Dueños del Circo
Marcos Aguinis es uno de los intelectuales más críticos del Gobierno y no hace nada por ocultarlo. En estos días, da las últimas pinceladas a su nuevo libro La furia de Evita, que llegará en abril a las librerías del país y promete levantar polémica. Pero su labor literaria no es excusa para que este prestigioso ensayista y médico psicoanalista deje de tomarle el pulso a la enredada Argentina actual: la política del terror del Gobierno, los obstáculos del sueño reeleccionista, la sucesión en el peronismo y la suerte de la maltrecha oposición. Aguinis no se calla nada en esta jugosa entrevista con WE.

En el escenario de la captura de rehenes de In Amenas, a Mokhtar Belmokhtar le toca el papel del “malo”. Este disidente de AQMI ha creado un grupúsculo terrorista que se alquila para la realización de operaciones “bandera falsa” por cuenta de ricos comanditarios, como Abu Nidal durante la guerra fría.
Es demasiado evidente que los intereses económicos occidentales en Mali no bastan para explicar la intervención militar de Francia en ese país africano. Y es igualmente evidente que el fenómeno islamista tampoco explica por sí solo la envergadura de la acción terrorista registrada paralelamente en una instalación gasífera argelina. Para Manlio Dinucci, ese coctel contiene los ingredientes clásicos de la estrategia de la tensión. El objetivo es Argelia, Mali es la base de retaguardia utilizada para el ataque y los islamistas son el pretexto que justificaría la intervención.
Las dramáticas imágenes del ataque de un comando que se define como yihadista contra la instalación argelina están dando la vuelta al mundo. Técnicos de BP y de Statoil con explosivos plásticos atados al cuerpo, asesinados por sus secuestradores o muertos durante los enfrentamientos. Efecto más que garantizado.
El ministro francés de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius, toca la señal de alarma sobre la dramática situación argelina. El primer ministro británico David Cameron convoca el «Comité Cobra» para situaciones de emergencia. El presidente estadounidense Barack Obama declara que el ataque nos recuerda nuevamente la amenaza que representa al-Qaeda en África y que Estados Unidos actuará para impedir que hechos similares se repitan.

Desde la época de Nicolas Sarkozy, con Laurent Gbagbo, Muammar el-Kadhafi y Bachar al-Assad, la diplomacia francesa viene practicando el beso de Judas. El 19 de diciembre de 2012, el presidente Francois Hollanda llega a Argel para “besar” a su homólogo argelino Abdelaziz Bouteflika. Tres semanas después, el mismo Hollande enciende la antorcha de la guerra en Mali… para incendiar Argelia.
Como dice el proverbio francés, «El apetito viene al comer». Después de recolonizar Costa de Marfil y Libia, y de tratar de apoderarse de Siria, Francia mira nuevamente hacia Mali para tratar de atacar el flanco de Argelia.
Durante la agresión contra Libia, franceses y británicos recurrieron ampliamente a la utilización de islamistas para combatir el poder establecido en Trípoli ya que, después de lograr la ocupación de Bengazi, los separatistas de la región libia de Cirenaica no estaban interesados en derrocar a Muammar el-Kadhafi. En el momento de la caída de la Yamahiria, yo fui personalmente testigo del recibimiento que los miembros del Consejo Nacional de Transición reservaron a los dirigentes de AQMI [1] en el hotel Corinthia, que acababa de ser tomado por un grupo británico especializado traído expresamente de Irak. Era evidente que el próximo blanco del colonialismo occidental sería Argelia y que AQMI tendría un papel que desempeñar en ello. Pero yo no veía en aquel momento qué conflicto podía ser utilizado para justificar una injerencia internacional.
Y París orquestó un escenario que introduce la guerra en Argelia, desde Mali.
Juana es abuela, cabello rubio y canas, una bolsa de hacer mandamos en la mano y la decisión de enfrentar a la empresa de semillas y agroquímicos más poderosa del mundo: "No queremos a Monsanto", avisa con naturalidad y arroja la primera pregunta retórica: "¿Los políticos defienden más a las empresas que a los vecinos?".
Es miércoles a la noche en Malvinas Argentinas, a veinte minutos del centro de Córdoba. Club vecinal de fiestas, un prolijo y humilde salón, escenario de una asamblea de vecinos que se opone a la instalación de Monsanto en el barrio. Doña Juana parece una de las voces cantantes en la asamblea. Escucha atenta, primera fila y refuerza su idea: "Si el Gobernador y la Presidenta quieren a Monsanto, que la fábrica se instale al lado de sus casas". Los vecinos la aplauden.
Monsanto tiene 111 años de historia, su sede central en Estados Unidos, una facturación anual de 7297 millones de dólares, domina el 27 por ciento del mercado se semillas a nivel mundial y acaba dar un paso más en su política expansiva: el gobierno nacional aprobó su nueva semilla de soja transgénica, impulsa el cobro de regalías por el uso del producto, impulsa una nueva ley de semillas (muy cuestionada por los campesinos) y comienza la instalación de su planta más grande de Latinoamérica en Córdoba, para avanzar con el maíz transgénico y redoblar la producción de agrocombustibles.
Apoyo político, corrimiento de la frontera agropecuaria, desalojos campesinos, desmontes y masivo uso de agroquímicos. La profundización del modelo en su manera más explícita.
Más de un siglo
La historia oficial señala que Monsanto Chemical Works fue fundada en 1901 por John Francis Queeny, "empleado durante treinta años en la industria farmacéutica", que tomó el nombre de su esposa (Olga Méndez Monsanto) y creó una pequeña empresa, pero de rápido crecimiento. Con sede central en Saint Louis (estado de Missouri), su primer producto fue la sacarina. En la década del 20 ya había convertido a la compañía en una de las principales fabricantes de productos básicos de la industria química, entre ellos el ácido sulfúrico.
En 1928, el hijo de Queeny, Edgar, tomó la presidencia de Monsanto, que alcanzó su era de expansión en la década del 30 con la adquisición de tres empresas químicas. "Desde la década del 40 hasta nuestros días, es una de las cuatro únicas compañías que han estado siempre entre las diez primeras empresas químicas de Estados Unidos", señala Brian Tokar en su investigación "Monsanto: Una historia en entredicho".
Tokar aporta un dato, luego retomado por Marie Monique Robin en su libro "El mundo según Monsanto", que la empresa oculta de su historia oficial. "El herbicida conocido como Agente Naranja, que fue usado por Estados Unidos para defoliar los ecosistemas de selva tropical de Vietnam durante los años 60, era una mezcla de químicos que provenía de varias fuentes, pero el agente naranja de Monsanto tenía concentraciones de dioxina muchas veces superiores al producido por Dow Chemical, el otro gran productor del defoliante", detalla Tokar, director de investigación en biotecnología del Instituto de Ecología Social de Vermont (Estados Unidos).
Según la investigación, ese hecho convirtió a Monsanto en el principal acusado en la demanda interpuesta por veteranos de la guerra de Vietnam, que experimentaron un conjunto de síntomas atribuibles a la exposición al Agente Naranja. "Cuando en 1984 se alcanzó un acuerdo de indemnización por valor de 180 millones de dólares entre siete compañías químicas y los abogados de los veteranos de guerra, el juez ordenó a Monsanto pagar el 45,5 por ciento del total", explica y recuerda otro producto producido por Monsanto: PCB (elemento cancerígeno utilizado en transformadores eléctricos).
Según un reciente informe, en plena recesión económica la banca de inversión estadounidense Goldman Sachs obtuvo ganancias de más de 400 millones de dólares merced a sus especulaciones bursátiles sobre los alimentos. Invertía el dinero de sus clientes en productos como caña de azúcar, trigo y maíz, que según sus previsiones tenían perspectivas de ventas mientras caían en producción.

El ex jefe régimen chino Jiang Zemin asiste al 18 º Congreso del Partido el 15 de octubre de 2007, en Beijing, China.
Según un artículo de febrero de 2011 publicado en Internet por el diario Economic Observer con sede en China, Liu Zhijun, ex ministro de ferrocarriles chino, quien fue expulsado del PCCh debido a graves violaciones disciplinarias, se puso de acuerdo con una empresaria llamada, Ding Shumiao, en un proyecto de licitación de trenes y recibió de ella una comisión de 132 millones de dólares. Informes posteriores de otros medios de comunicación mencionaron una cifra aún mayor, 320 millones de dólares.
Los cargos formales por torturas a detenidos fueron presentados a la princesa en las audiencias judiciales realizadas los días 20 y 21 de enero. Al Khalifa, en tanto, se declara inocente.
En total Noura Bint Ebrahim al Khalifa, de 29 años, es acusada de tres casos de tortura. Por ejemplo, se la señala de haber participado en la tortura de dos médicos, detenidos por su presunta participación en manifestaciones contra el régimen gobernante durante la primavera árabe de 2011.
El ministro de Relaciones Exteriores palestino, Riad Malki, señaló que su Gobierno no tendrá otro remedio que acudir a organismos internacionales si Israel continúa con la construcción de asentamientos en Jerusalén.
En declaraciones a los periodistas tras una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Oriente Medio, el canciller manifestó que la decisión de su Gobierno en gran parte dependerá de lo que hagan los israelíes con el sector E-1 de Jerusalén Oriental.
De acuerdo con un reciente informe del diario estadounidense The Washington Post, el documento será presentado al presidente estadounidense, Barack Obama, dentro de unas semanas para una aprobación final.
Según el reporte, uno de los temas tratados en el manual es "el proceso de agregar los nombres a las listas de matanza".
La decisión coincide con la escalada de tensiones en Malí, donde las fuerzas militares galas han puesto en marcha una serie de operaciones contra los grupos insurgentes que controlan el norte del país africano.
Como acto de represalia, los insurgentes malienses han amenazado al Gobierno de París con atacar intereses galos a lo largo de la región del Sahel.