Traducido del inglés para
Rebelión por Germán Leyens
© Desconocido
"No creas nada hasta que lo desmientan oficialmente", es un dicho útil, que aconseja mostrar escepticismo ante cualquier cosa que el gobierno afirme que está haciendo. Es la actitud mental correcta de cualquier periodista u observador de la escena política. Pero para detectar la mendacidad oficial o periodística, evasión e ignorancia, una buena guía es el uso de palabras o frases gastadas o engañosas, cuya verdadera intención no es iluminar sino ocultar.Habría que sospechar un intento de engaño en cuanto se vea la palabra "comunidad", como en "comunidad internacional" o "comunidad islámica": las frases sugieren solidaridad y consenso de opinión donde no existe. Más tóxicas son las políticas que pretenden que exista algo llamado "la comunidad" que pueda velar por gente que a la que hasta ahora atiende el Estado. Cuando en Gran Bretaña se introdujo el cuidado por parte de la comunidad, significó que las personas que vivían en hospitales mentales que el gobierno vendió fueron expulsadas o atendidas por una comunidad que los temía o ignoraba.
Ciertas palabras deberían hacer que suene la alarma. La descripción de que algo es "contundente" generalmente es una mala noticia porque implica que se tomarán medidas efectivas, cuando es improbable. Por ejemplo Patrick McLoughlin, ministro de Transportes, al tratar de aplacar el escándalo del ferrocarril de la Costa Oeste, prometió una "investigación contundente". Por otra parte la palabra contundente, cuando se aplica a la seguridad del Estado, quiere decir algo desagradable, por lo tanto "interrogatorio contundente" se ha convertido en un sinónimo de tortura.
"Residuos" tiene mal olor en ciertos contextos desde que los portavoces estadounidenses comenzaron a emplear la palabra después de la invasión de Iraqk en 2003: en frases como "residuos del régimen de Sadam Hussein" o "residuos de al Qaida". Fue útil para intentar explicar que los enemigos que según el ejército de EE.UU. habían sido eliminados se mantenían activos y hacían volar por los aires a soldados estadounidenses y creando caos en general. Después de desaparecer brevemente, la palabra entró de nuevo al servicio activo cuando este verano los funcionarios de EE.UU. intentaron explicar por qué los rebeldes anti Gadafi, antes muy elogiados por los medios occidentales, habían quemado el consulado de EE.UU. y habían matado a su embajador en Bengasi.
Mi hermano Alexander, que murió en julio, solía escribir una sección al final de su columna en el boletín de noticias de CounterPunch denunciando las palabras con poder de
"degradar y vulgarizar el lenguaje ordinario mediante su uso repetido e insensato". Vuelto a publicado ahora como un fascículo -
Guillotined, being a Summary Broadside against the Corruption of the English language - es una despiadada identificación y recusación por parte de Alexander y los lectores de CounterPunch de palabras y frases ofensivas. Contribuí ocasionalmente,y era reconfortante ver que las palabras que me habían molestado durante años también habían enfurecido a muchas personas más. Los lectores de CounterPunch tienen un discernimiento infalible en la identificación de frases espantosas; la mayoría de los ejemplos que siguen fueron suministrados por ellos.