
Blair, Bush y Aznar, el trío de las Azores.
Hace veinte años, una coalición internacional liderada por Estados Unidos comenzaba sus bombardeos sobre Irak con el objetivo de invadir el país y derrocar a su presidente, Saddam Hussein. Cuatro presidentes (Bush, Blair, Aznar y Barroso) anunciaban sus intenciones desde las Azores argumentando la existencia de unas armas de destrucción masiva que el tiempo demostró como una excusa falsa. Para que eso ocurriera se requirió de todo un aparato de propaganda mediática, periodistas sumisos, analistas a sueldo en las televisiones, directivos de periódicos con una línea belicista clara, marginación y censura de cualquier voz disonante.
La guerra nunca tuvo la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU, fue
una guerra claramente ilegal en la que murieron más de 550.000 personas y cientos de miles más podrían haber muerto por consecuencias secundarias, siete millones fueron desplazadas y desencadenó un caos y una violencia terrorista en Iraq que todavía continúa.
Al dejar la presidencia en 2008 con sus índices de popularidad más bajos, George W. Bush reconocía que el mayor error de sus ocho años en la Casa Blanca fue hacer caso a los informes de inteligencia que decían que había armas de destrucción masiva en Irak. En una entrevista concedida a la cadena estadounidense ABC News, de la que se publicaron extractos, el mandatario también admite que no estaba preparado para la guerra cuando se convirtió en 2001 en presidente.
Comentario: En resumen, culpan a las empresas del lío que han montado, y si empeora es porque enfermeras y profesores quieren cobrar un salario digno: