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La Europa que emerge de la crisis que marcará el arranque de este siglo sacó este domingo un viejo diablo del armario con el ascenso imparable de los radicales en varios países, pero a la postre dio la victoria, por muy escaso margen, al democristiano luxemburgués Jean-Claude Juncker, y sobre todo otorgó una amplia mayoría a las fuerzas proeuropeas.
© T.H. (AP)Agentes electorales se preparan para el recuento del voto por correo en las elecciones europeas en Múnich (Alemania).
Ganó Juncker y su mensaje de austeridad y reformas, al que ahora promete agregar un toque social. Tras haber dominado con claridad en las instituciones en la última década y media, la Gran Recesión hace mella en el Partido Popular Europeo, que pierde decenas de escaños, pero sitúa de nuevo a los conservadores como primera fuerza del Europarlamento pese a los efectos devastadores de la crisis, que hasta ahora había barrido a todo tipo de Gobiernos casi sin excepción.
La Eurocámara no pasó por esa centrifugadora política, aunque sí por otras peligrosísimas: con el
Frente Nacional francés como mascarón de proa, y con una presencia amplia de Norte a Sur (en Dinamarca y Finlandia, pero también en Grecia e Italia) y de Este a Oeste (Hungría, Alemania, Reino Unido), los populismos confirmaron en las urnas la fulgurante subida que les daban los sondeos, y complicarán la gobernabilidad del proyecto europeo.
Comentario: Elecciones europeas 2014: "Podemos" triunfa en las urnas, con sólo cuatro meses de vida