
© DesconocidoLos « pacíficos manifestantes proeuropeos » dejan a su paso un panorama de tierra arrasada, a la imagen de este autobús de la policía calcinado, fotografiado por Morgunov en la plaza Maidan de Kiev el 20 de enero de 2014.
Los medios de prensa reportan los desórdenes que se registran en Ucrania presentándolos únicamente como una rebelión contra la dominación rusa y a favor de la incorporación a la Unión Europea. En realidad, Washington y Bruselas están tratando de derrocar un gobierno democráticamente electo para obstaculizar así la integración económica entre Ucrania y Rusia. Lo que está sucediendo en Ucrania demuestra que, en lo adelante, los métodos de golpes de Estado ya puestos a prueba con las revoluciones de colores pueden combinarse o fusionar con las revueltas de las primaveras árabes para derrocar gobiernos europeos desde el extranjero, únicamente en beneficio de Occidente.Después de apoderarse de la sede de la administración local, los amotinados obligaron el gobierno de Lvov a dimitir. Se ignora actualmente quién ejerce el poder en esa región. Es posible que próximamente se proclame allí un gobierno títere de oposición. El reclamo de autonomía de ese territorio, o más bien la confirmación pública de sus pretensiones separatistas, podría ofrecer a Klichko - el campeón de boxeo de los pesos pesados que ahora aspira a convertirse en presidente - y a sus esbirros nuevas cartas de triunfo para negociar con el gobierno democráticamente electo.
Acciones más radicales aún tendrán lugar probablemente por iniciativa de Klichko, quien declaró el 22 de enero [de 2014]: «
Si tengo que unirme a los manifestantes bajo una lluvia de balas, iré bajo una lluvia de balas». Después de aquella provocación, Arseni Yatseniuk - el líder del partido Bakivchina - repitió la amenaza de sumir Ucrania en la guerra civil al declarar: «Mañana marcharemos juntos. Y si el precio que tenemos que pagar es una bala en la cabeza, será una bala en la cabeza que enfrentaremos como hombres honestos, justos y valerosos.»
Ya es evidente que estos dos personajes recurren a ese discurso para estimular sus respectivas milicias a que incendien el país. Al igual que en las «primaveras árabes», estos provocadores empujan a sus seguidores al enfrentamiento mortal con las fuerzas gubernamentales que tratan de restablecer el control del Estado en las regiones donde reina la anarquía. Lo que buscan Klichko y Yatseniuk es precisamente que el presidente Yanukovich responda recurriendo al Bercut - cuerpo de fuerzas antimotines - y al ejército. Para estos dos personajes, mientras más muertos mejor.
No es inútil recordar que en los años 1980 se instauró en Polonia la ley marcial en respuesta a desórdenes mucho menos violentos que los que hoy estamos viendo en Ucrania.