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El presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, anunció, en su discurso del 23 aniversario de la independencia de Ucrania, un plan de rearme millonario para combatir a los alzados prorrusos del este del país. Un anuncio hecho después de la visita de la canciller alemana, Angela Merkel, que concluyó con la decisión de Merkel de proporcionar 500 millones de euros al gobierno ucraniano. La esperada reunión con Putin, durante la cumbre en Bielorrusia entre la Unión Aduanera (Rusia, Bielorrusia y Kazajstán) y la UE, quedó en nada.
Poroshenko pidió el desarme de los rebeldes, Putin, que Ucrania negocie con ellos.
La OTAN quiere amedrentar a Rusia anunciando la militarización de los países miembros fronterizos con Rusia. Rusia responde que reforzará sus fronteras. Los rebeldes sorprenden con una exitosa contraofensiva, de la que Poroshenko acusa a Rusia. Cierto o falso,
lo claro es que Rusia no abandonará a su gente ni renunciará a Ucrania, menos aún después de que la OTAN amenace con una nueva cortina de hierro.
El belicoso discurso de Poroshenko estaba más próximo a una pataleta que una amenaza real. Por una parte, un ejército no se improvisa en días ni semanas. Por otra, hechos recientes evidencian que el gobierno ucraniano carece del control real de buena parte de los resortes del poder. Así, el enorme convoy de ayuda humanitaria rusa penetró en Ucrania sin permiso, descargó la ayuda en Donetsk y regresó a Rusia sin que nadie, en Ucrania, moviera un dedo para detener la caravana.
Más expresivo fue lo ocurrido en marzo pasado con la flota de guerra ucraniana sita en Crimea. En menos de 24 horas, 54 de los 67 navíos de la Armada ucraniana no dudaron en arriar la bandera de Ucrania e izar la bandera rusa. Ucrania perdió la flor y nata de su marina, incluyendo al buque insignia 'Slavútich' y su único submarino, el 'Zaporozhiye'.
Este hecho anticiparía lo que podría pasar con una parte relevante del ejército ucraniano en caso de conflicto con Rusia: que se pase al ejército ruso y deje a Poroshenko como alcalde-presidente de Kiev. Explicaría también las enormes dificultades del gobierno ucraniano para reclutar soldados.
Si algo resulta evidente del 23 aniversario de la Ucrania independiente es
su fragilidad como Estado, una fragilidad que la confrontación con Rusia podría acelerar de forma irreversible. 23 años son pocos años para la consolidación de un país. La Unión Soviética duró 70 años. España, tras más de 500 años de su unidad, enfrenta el reto secesionista de Cataluña. El Reino Unido, 300 años después, puede ver la independencia de Escocia.
Comentario: ¿Hasta dónde será capaz de llegar EEUU? ¿Ayuda a Irak? ¿Cuánto más hipócritas pueden ser?
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