Fuego en el Cielo
"La primavera es la temporada de las bolas de fuego", según Bill Cooke, científico de la Oficina de Meteoritos de la NASA, ya que, "por razones que aún no se conocen plenamente, la tasa de meteoritos brillantes, conocidos como bolas de fuego, aumenta considerablemente" durante la estación.
A lo largo del año, si alguien permanece toda la noche observando el espacio podrá ver alrededor de diez bolas de fuego, siempre fugaces. Se trata de meteoritos con un alto brillo que supera incluso al del planeta Venus. El bombardeo corre paralelamente al avance de la Tierra por zonas del espacio en las que hay concentraciones significativas de rocas y objetos siderales menores.
Hasta ahí, nada extraño. Pero resulta que las bolas de fuego son más abundantes durante la primavera. La tasa, por noche, se incrementa misteriosamente hasta un 30%. "Sabemos de este fenómeno desde hace más de 30 años", dice Cooke "y no son sólo las bolas de fuego las que se ven afectadas, sino también las caídas de meteoritos que alcanzan el suelo".
Se asume que los astrónomos han catalogado meticulosamente las órbitas de los meteoritos. Lo que es una triste falacia: sólo hemos determinado unos 77 del millar que se entrecruzan en nuestra órbita planetaria. También tenemos la noción candorosa de que podemos descartar el peligro de esta catástrofe utilizando nuestros cohetes atómicos. Pero es imposible divisar los meteoritos que provienen de la dirección del Sol, y es un error asumir que podremos hacer los descubrimientos a tiempo, como demostró el caso del asteroide 2011 GP59, que pasó hace pocos días cerca de nuestro planeta sin haber sido detectado antes.
Estos cuerpos cósmicos, potencialmente invisibles, se desplazan a velocidades infernales de hasta 65 kilómetros por segundo, por lo que desde el momento en que detectemos uno de esos asesinos hasta su impacto con el planeta, no pasarían 24 horas.
Andaba aperezado y ni se entendía porqué demoraba en despertar. Y aunque, obvio, no dejó de calentar, no hacía travesuras.
En 2008 el Sol entró en una especie de sopor, el nivel más bajo de actividad en casi un siglo. Las manchas solares desaparecieron y las grandes llamaradas se encogieron. La calma llegó.
Periodos de tranquilidad no son raros cuando se habla de nuestra estrella. Se producen cada 11 años más o menos, como parte natural del un ciclo solar. Pero este periodo con una calma chicha preocupaba a los físicos solares.
Era, como explicó un informe de la Nasa, como cuando alguien espera impaciente frente al fogón que el agua hierva.
La espera terminó. El 15 de febrero y el 9 de marzo los satélites detectaron llamaradas del tipo X, las más poderosas que puede producir el gran astro. La última hacía ocurrido en diciembre de 2006.
El agua, parece, comenzó a hervir. "Finalmente estamos viendo alguna acción", expresó Richard Fisher, director de la División de Heliofísica de la Nasa en Washington.
Una bola de fuego de esta magnitud sucede solo alrededor de diez veces por año en mi cielo local.
17 de abril del 2011a las 01:42 A.M. MDT. 1 MB, vídeo con audio.
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El Observatorio Astronómico de Mallorca (OAM) detectó el asteroide que pasó cerca de la Tierra este viernes a las 17:00 hora GMT (10:00 horas, tiempo de México).
El centro mallorquín informó del descubrimiento a través de su estación robótica de detección y seguimiento de Asteroides Cercanos a la Tierra (NEOs) en de la sierra de La Sagra, Granada.
En un comunicado, el centro astronómico mallorquín explicó que tras su hallazgo el asteroide fue seguido por otros observatorios y su descubrimiento fue comunicado al Centro de Planetas Menores de Boston (MPC). Posteriormente, se determinó que su órbita inicial es cercana pero no peligrosa para la Tierra.
"Aunque es un descubrimiento reciente, la órbita del 2011 GP59 puede ser establecida de manera muy precisa", explicó Don Yeomans, del Programa de Objetos Cercanos a la Tierra de la NASA en el Laboratorio de Propulsión de Pasadena, California.
Como se esperaba, el asteroide descubierto hace unos días por uno de los telescopios de vigilancia espacial del Observatorio Astronómico de Mallorca se acercó la noche del jueves a la Tierra y pudo ser observado por astrónomos de todo el mundo. Los aficionados a mirar al cielo ya llevaban varios días pendientes de la roca, de unos 60 metros de diámetro, y habían conseguido capturarla con sus cámaras. El interés de este bólido radica en su cercanía a nuestro planeta -esta noche, sobre las 21.00 horas, realizará su máxima aproximación y se situará a 533.000 kilómetros de la distancia, cerca de la órbita de la Luna-, pero también en su rápido período de rotación, superior a los siete minutos, que ha sorprendido a los científicos. Imágenes de vídeo obtenidas el pasado lunes muestran cómo el objeto, denominado 2011 GP59, parpadea cada cuatro minutos en su viaje a través del cielo nocturno.
Entonces encontró enterrada una curiosa piedra. "Al principio me pareció que podía ser escoria de fundición o diferentes piedras unidas por cemento. Lo que más me sorprendió era su peso. Era un material muy denso", recuerda este alsasuarra. En este sentido, explica que el aerolito tiene un diámetro de 26 centímetros y un grosor de 10 centímetros, alcanzando un peso de 6,7 kilogramos. Si bien no le dio demasiada importancia, apartó la piedra junto a una escalera, donde ha permanecido estos últimos 16 años. Volvió a reparar en ella hace unas semanas, cuando fue a desmontar las colmenas. "La lavé y se desprendió un poco de un material que parecía cuarzo.
Lo cogí y lo llevé a la relojería Norte para que me dijeran qué mineral era". Allí le confirmaron su sospecha de que podría ser un aerolito, un meteorito pétreo. En este tiempo, Francisco Guridi, que es una persona inquieta y estudiosa, se está convirtiendo en un experto en aerolitos. "Son masas minerales procedentes de los espacios siderales que llegan atraídas por la tierra cuando pasan a poca distancia. La caída de los aerolitos va casi siempre acompañada de fenómenos luminosos como estrellas fugaces", explica este alsasuarra.
El "2011 GP59," como ha sido bautizado provisionalmente por la Unión Astronómica Internacional, tiene una dimensión cercana a los 60 metros y fue detectado en la noche del pasado 8 de abril.
El centro mallorquín informó hoy del descubrimiento de este objeto a través de su estación robótica de detección y seguimiento de Asteroides Cercanos a la Tierra (NEOs) de la sierra de La Sagra (Granada, en el sur de España).
En su comunicado, el centro astronómico mallorquín que se encuentra en el centro de esta isla balear, en Costix, explica que tras su hallazgo el asteroide fue seguido por otros observatorios y su descubrimiento fue comunicado al Centro de Planetas Menores de Boston (MPC), determinándose que su órbita inicial es cercana pero no peligrosa para la Tierra.
Según los astrónomos se trata de la mejor oportunidad de observar y estudiar un Asteroide Cercano a la Tierra (NEO) de los últimos años debido a su buena localización en el cielo, su relativo lento desplazamiento, su tamaño y su proximidad a la Luna.