Fuego en el Cielo
La última vez que Eros se acercó tanto a la Tierra fue en 1975. Sus dimensiones son las más grandes conocidas entre los cuerpos que pasan cerca de la superficie del planeta. El único que lo supera en volumen es Ganímedes.
Si bien su tamaño impacta y genera cierta alarma, los especialistas afirman que su visita no conlleva riesgo alguno para la integridad de nuestro planeta. La menor distancia a la que se acercará no deja de ser amplia: 26,7 millones de kilómetros.
La grandeza estética de la naturaleza resulta implacable. Y prueba de ello son las auroras boreales, una de las manifestaciones más sublimes de la retórica natural. El pasado 21 de enero se registró una tormenta solar que provocó la aparición de múltiples auroras. En Pijama Surf presentamos una selección de fotografías que documentaron este glamouroso desfile celeste. Sin embargo, la hermosura de este timelapse documentado por Chad Blakely, en el Parque Nacional de Abisko, Suecia, bien vale retomar el tema y compartirlo.
"Tal como esperábamos el asteroide pasó cerca de la Tierra esta tarde. La roca espacial BX34 2012 es una de las veinte que más se han acercado al planeta desde que se lleva un registro", señaló Tim O'Brien, director asociado del Observatorio de Jodrell Bank.
El asteroide tenía alrededor de 11 metros de diámetro y fue detectado por primera vez el pasado miércoles.
El Sol pasa por ciclos regulares de actividad y cada 11 años aproximadamente se produce un pico máximo en la actividad en el que suelen producirse tormentas que a veces deforman e incluso atraviesan el campo magnético de la Tierra.
"Ahora estamos saliendo de una fase de actividad mínima que fue atípica, fue muy larga y de poca variabilidad", explicó a Efe Eduardo Araújo Pradere, del Instituto Cooperativo para Investigación en Ciencia Ambiental.
Normalmente las auroras boreales no se ven en latitudes tan bajas pero está vez la intensidad de la tormenta solar generó auroras que se pudieron observar con claridad en casi todo el Reino Unido. Las mejores imágenes de este fenómeno nos han llegado de Noruega y Laponia en localidades que se encuentran por encima del Círculo Polar es donde se han visto con más claridad.
De acuerdo con la Sociedad Internacional de Meteoritos y Ciencia Planetaria, que agrupa a 950 científicos, hay registros de que 55 meteoritos provenientes de Marte han caído a nuestro planeta, de los que cinco han sido observados en su ingreso.
El de mayor tamaño hasta ahora, siete kilos de material rocoso, es Tissint, y fue observado a las 2 de la mañana del 18 de julio de 2011 como una brillante bola de fuego sobre el valle de Oued Draa, al este de la región de Tata en Marruecos; la luz que emitió al traspasar la atmósfera era de color amarillo que derivó en un color verdoso que iluminó toda el área antes de parecer que se dividía en dos y se escucharan un par de explosiones.
Este lunes, el Sol presentó la erupción más grande desde 2005, y se espera que la actividad continúe hasta mediados de la semana.
De acuerdo con el Centro de Predicción de Meteorología Espacial de la Administración Nacional del Océano y la Atmósfera (NOAA), la erupción solar ocurrió aproximadamente el domingo 21 a las 23:00 horas (04:00 Hora UTC).
"La tormenta de radiación que comenzó esta madrugada ha seguido aumentando muy lentamente a lo largo de la jornada", publicó la NOAA en su cuenta de Facebook.
La sonda de la NASA y los científicos del Observatorio de Dinámica Solar de la NASA (SDO), captaron una roca espacial, más grande que un portaaviones, la cual se desintegra tras pasar demasiado cerca del Sol a una velocidad en torno a los 643 kilómetros por segundo
Dean Pesnell, del Centro Goddard de Vuelo Espacial en Greenbelt explicó que los cometas son generalmente demasiado débiles para ser vistos en el resplandor de la luz del Sol, pero que este cometa "ultra brillante" -del que se captaron las imágenes- de un grupo conocido como Kreutz, ha anulado todas las nociones preconcebidas.
Una gran bola de fuego que se fragmentó en tres trozos. Así describe el observatorio astronómico Ramón María Aller de la Universidade de Santiago el bólido que, sobre las 22.00 horas del 17 de agosto del año pasado, y en pleno crepúsculo vespertino, atravesó el cielo de Galicia y fue visto por muchas personas.
Condiciones meteorológicas desfavorables en la mayoría de las regiones donde se encuentran las estaciones de observación de meteoros no permitieron grabar ningún vídeo ni imagen de esta bola de fuego. Pero en Galicia el tiempo era bueno, por lo que sí hubo muchos testigos visuales.

Imagen del desierto de Mauritania, en donde científicos de varias instituciones españolas analizan más de 300 kilos de muestras de grandes cráteres para determinar si proceden del impacto de un colosal meteorito hace unos 20.000 años lo que, si se comprueba, haría reescribir la historia geológica del noroeste de África.
En este proyecto participan además científicos del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife e investigadores del Centro de Astrobiología del INTA-Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de las universidades Complutense y Autónoma de Madrid, de Valladolid y de La Laguna, que han viajado en varias ocasiones a Mauritania para estudiar los cráteres de Tenoumer, Aouelloul y Richat.
Este último es el llamado "Ojo de África" porque con sus casi 50 kilómetros de diámetro es visible desde los satélites espaciales y su centro está perfectamente alineado con el cráter de Tenoumer, a unos 220 kilómetros al noreste del Richat, de unos dos kilómetros de diámetro y equiparable en su morfología a un cráter de la Luna o Marte.
Estos dos cráteres están a su vez alineados con un tercero, el Temimichat, a unos 390 kilómetros al noreste del Richat, y que los investigadores aún no han estudiado.
García-Talavera, que ha sido profesor de Geología y Paleontología en la Universidad de La Laguna durante veinte años, señala que este proyecto "apasionante" necesita más expediciones y dataciones pero los primeros resultados de los análisis de las muestras apuntan a que estos enormes cráteres fueron causados por el impacto de un asteroide.