Un ingenioso inventor ruso propone bajar la moral del enemigo empleando heces.
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"Armas ecológicas, que no cuestan nada y encima no son letales ¿Por qué no?". Es lo que debió pensar un inventor ruso que patentó un sistema que permite a la tripulación de un tanque usar sus propios excrementos como proyectiles.
El ingenioso autor del invento se llama Alexandr Semiónov y es de la ciudad de San Petersburgo.
La documentación técnica que presentó Semiónov para la patente contiene 12 páginas, dos de las cuales son esquemas gráficos. Según estos documentos, el conductor del carro de combate estará sentado sobre un recipiente destinado a almacenar sus excrementos.