Nos encerraron como ganado en marzo de 2020 por nuestro bien. Nos encogimos de hombros.
Mataron a miles con protocolos médicos homicidas en hospitales y residencias, intubaciones, sedaciones, triajes de guerra, prohibición de usar antinflamatorios, prohibición de autopsias; ¡los expertos sabrán! Nos mintieron de forma burda y convulsiva desde el primer día, la OMS, las autoridades sanitarias, los gobiernos; embustes justificados por el bien común. Nos multaron por ir a trabajar, nos sancionaron por sobrevivir, nos cerraron los negocios al insulto desde el balcón de asesino, insolidario, irresponsable; ¡que nos vas a matar a todos!
Los periodistas nos torturaron con su propaganda delirante, su intimidación delincuente, sus consignas distópicas; primero criminalizaron a los chinos, a los murciélagos, a los pangolines, y luego a los hosteleros, a los juerguistas, a adolescentes y niños. Nos obligaron a ponernos un asqueroso trapo en la boca a modo de bozal, a meternos palitroques PCR hasta el corvejón; nos hicieron perrerías por el placer sádico de hacerlas, sin consentimiento previo ni disculpas posteriores. Todo lo que perpetraron contra nosotros, confinamientos, multas, detenciones, amenazas, señalamientos, agravios, abusos, calumnias, coacciones... fueron ilegales, inmorales, injustificables, inconstitucionales, indecentes; nosotros tragamos como imbéciles.
Comentario: Para saber más sobre las conexiones establecidas entre Abramovic y el tráfico de niños entre las altas esferas de la sociedad, el segundo volumen de la serie "Tráfico de personas de élite" de Mouthy Buddha es muy recomendable:
Véase también: