© Desconocido
Realmente siempre digo que apostar por software privativo es perder el control de tu tecnología, es no solo depender de que tal o cual empresa creadora de software saque una nueva versión,
sea ésta o no necesaria, para que debamos pasar por caja, sino que además, con el aumento de esa versión y por lo tanto de su correspondiente licencia o royaltie, en muchas ocasiones se pasa también a
la necesidad de renovar un hardware (ordenador/computadora) que funciona bien, pero que con esa nueva versión ya no va. Es una nueva aportación a la archiconocida
obsolescencia programada, que hasta ahora siempre se había
considerado en el hardware, no tanto en el software.
Resumiendo, tenemos una computadora con una determinada serie de aplicaciones que funcionan y que hacen lo que queremos, y en caso de haber apostado por software privativo, además por el que hemos pagado una importante cantidad económica, tanto en la propia computadora, como en los programas que lleva. De repente, aunque nuestro computador va bien, y el software que tiene también, resulta que sale una nueva versión y ... claro... hay que actualizar,
y eso, significa que hay que pagar por una nueva licencia.Y aunque esto podría ser una salvajada, aún lo es más, cuando de repente descubres que además de pagar por un nuevo programa, que realmente no hace mucho más de lo que tú ya hacías, pero que pone un número más alto en su versión, ahora te encuentras que además
debes comprar una nueva computadora SI o SI,
porque la versión de software por la que tú pagastes ya no está soportada (dícese de cuando una transnacional ya ha ordeñado bien un programa e impone que todos volvamos a pagar de forma directa -si te instalas y compras el programa- o indirecta -tu gobierno vuelve a pagar nuevas licencias con nuestros impuestos-). ¿Y con la anterior qué hacemos? Nada, qué tontería, al almacén o bien descatalogar, total, en el caso de las administraciones públicas el dinero no es mío, sino de otros, qué más da.
Comentario: Triste, muy triste espejo de la realidad en la que vivimos, pero así mismo una forma muy creativa de utilizar una moda que esta en vigencia actualmente para entregar un mensaje valioso.