El 5 de diciembre el presidente Francois Hollande anunció el envío de mil 600 soldados a aquella antigua colonia, después de que el Consejo de Seguridad de la ONU diera luz verde a la operación.
Según lo declarado por las autoridades, la acción sería rápida y tendría como objetivo restablecer el orden y la seguridad en ese país que vive una situación de implosión desde diciembre de 2012 y, sobre todo, después del golpe de Estado de marzo de 2013.
Sin embargo, un mes después la situación continúa explosiva, la ONU estima en alrededor de un millón el número de desplazados y las masacres han devenido cotidianas, coinciden en señalar hoy los diarios galos La Croix y Liberación.
De acuerdo con ese último periódico la catástrofe humanitaria prueba una vez más que una operación extranjera, aún cuando sea legitimada por la ONU y cuente con el apoyo de los países vecinos y de la Unión Africana, no puede resolver los problemas.
En una entrevista concedida a ese rotativo, la ex ministra de Cultura de Mali Aminata Traoré advirtió que ni Francia, ni las potencias occidentales, quieren ver que el uso de las armas no hace más que aportar soluciones militares a corto plazo a problemas sociales y económicos más profundos.
"Cómo no ver que tres décadas de medidas impuestas por el Fondo Monetario Internacional han lanzado a los brazos de los integristas a decenas de jóvenes desesperados y sin futuro", dijo Traoré.