© EFEPolicías franceses toman posiciones en la ciudad de Amiens, Francia durante la noche del 13 de agosto de Los disturbios producidos han culminado con una escuela y varios vehículos incendiados. Además 16 agentes de policía han resultado heridos.
Durante el funeral que realizaban familiares y amigos a dos jóvenes plebeyos fallecidos en un accidente de tránsito,
la policía montó una provocación llevando adelante uno de sus típicos "controles" que terminan con la detención y maltrato a sus víctimas. "Estábamos comiendo tranquilamente y vino la policía a hacer un control de tráfico muy agresivo. No vinieron con buenos modales, entonces se formó un grupo y en dos segundos la cosa degeneró" (El País, 15/8). Grupos de decenas de jóvenes de la banlieue (suburbios) de la ciudad de Amiens, a dos horas al norte de París, se enfrentaron violentamente con la policía durante horas hasta bien entrada la madrugada. El lunes por la noche se repitieron aún más duros los enfrentamientos. Varios edificios fueron incendiados al igual que decenas de autos.
La situación social en la banlieueLa indignación estalló a partir de un caso concreto de abuso policial, pero responde a la terrible situación de pobreza estructural que se vive en estas relegadas periferias transformadas en verdaderos guetos. Ubicados en torno a las grandes ciudades, en toda Francia existen unas 170 banlieue. En ellas se apiñan cientos de miles de inmigrantes e hijos de inmigrantes llegados fundamentalmente del norte de África y de Europa del Este (Rumania, Polonia, etc.). Entre esta población la desocupación llega al 45% y entre los jóvenes supera el 60%. A la pobreza y futuro incierto que sufren, se suman la discriminación de las autoridades que niegan sistemáticamente la legalización a los inmigrantes y de las empresas que directamente niegan un puesto laboral por "portación de apellido o de rostro" o les dan los peores trabajos, extenuantes y mal pagos. El acoso policial que sufren es permanente y se ensaña especialmente con los jóvenes. Se los persigue, encarcela, los maltratan y en muchos casos son deportados a sus países de origen donde les espera un futuro aún más siniestro.
Los disturbios en Amiens se dan justo a un año de los "riots" británicos, cuando miles de jóvenes en similar situación en Inglaterra, se levantaron violentamente en varias ciudades y tuvieron en vilo al gobierno y sus fuerzas represivas.
Es que la fuertísima crisis económica que atraviesa Europa (en virtual recesión) y los salvajes ajustes neoliberales que imponen los gobiernos para que la paguen los trabajadores y el pueblo, golpean especialmente a estos sectores ya de por sí empobrecidos. El flagelo de desocupación y pobreza que los golpea ya le había estallado en la cara al gobierno derechista de Chirac en 2005 en Francia. El asesinato de dos jóvenes negros a manos de la policía había desatado la furia y durante semanas hubo enfrentamientos en decenas de ciudades en todo el país. El por entonces primer ministro Sarkozy tuvo que apelar al ejército para contener la situación porque la policía estaba completamente desbordada.