El racionamiento de frutas y verduras ha vuelto a algunos supermercados. El debate público sigue centrado en el Brexit o "Vegxit". Pero esto tiene mucho más que ver con el frío en las regiones agrícolas, las malas cosechas en el norte de África y España, y los continuos altos costes de la energía.
Si las expectativas de los ciudadanos son poder comer tomates, pimientos y pepinos en febrero, algo que las generaciones anteriores apenas podían imaginar, quizá sea comprensible que la logística a lo largo de una cadena de suministro atenuada desempeñe un papel importante. Sin embargo, el hecho de que esto haya ocurrido durante un periodo relativamente normal, sin pandemia ni huelga general, pone de relieve una vez más que el modelo en el que los sucesivos gobiernos han basado sus estrategias alimentarias y agrícolas es ahora profundamente defectuoso.
En el centro del problema se encuentra un Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales (Defra) que sigue en las garras de la "mancha verde" y totalmente desinteresado en el sucio negocio de la producción de alimentos. El paradigma ha cambiado, pero los funcionarios no. La preocupación del Defra sigue siendo la "sostenibilidad" y la gestión medioambiental, negando aparentemente que se puedan producir grandes cantidades de alimentos manteniendo altos estándares medioambientales.
Comentario: Eso es porque "sostenibilidad" no significa lo que la gente piensa. Es una palabra clave para el neomalthusianismo. El desarrollo económico no es "sostenible", y eso incluye suministrar "grandes cantidades de alimentos". Tiene poco que ver con las normas medioambientales y más con deshacer el mundo desarrollado.
De hecho, en muchos aspectos, un entorno cultivado de forma regenerativa puede ser mejor para la biodiversidad que una tierra "re-silvestrada". Sin embargo, gracias a los objetivos net zero, se siguen destinando hectáreas de tierra productiva a huertas solares, mientras que los tejados del país permanecen relativamente sin paneles. Se favorecen los árboles en lugar de los cultivos y los animales. El programa insignia del Gobierno de Gestión Medioambiental del Suelo se inclina por la reducción de la producción. Todo esto no servirá de mucho si nuestra gente pasa hambre.
Comentario: Aunque los accidentes ocurren, el número de incendios y explosiones, sobre todo en instalaciones de procesamiento de alimentos y energía, hace suponer que al menos algunos de ellos son sabotajes, sobre todo porque la interrupción de esas cadenas de suministro coincide con los objetivos declarados de quienes impulsan la agenda del Gran Reinicio: