Traducido del inglés por Germán Leyens para Rebelión© 123rf
Un lector respondió con una pregunta a mi reciente artículo sobre cómo el presidente de EE.UU. se está convirtiendo en un César: "¿No sería preferible un César a una democracia en la cual la gente es demasiado ignorante, desinteresada y estúpida para autogobernarse?"Antes de convertirme en un columnista que recibe numerosas reacciones de los lectores, habría estado en desacuerdo con la caracterización del pueblo estadounidense del lector. Hoy no puedo responder con un "no" a la pregunta del lector con toda la confianza que quisiera.
Recibo palabras de aprecio de muchos lectores conscientes de lo que está sucediendo. También me escriben muchos que son tan sectarios y tienen reacciones emocionales tan fuertes que son incapaces de interpretar un argumento. No sé qué porcentaje representan esos grupos en la población, pero
parece que hay una cantidad de estadounidenses, tanto en la izquierda como en la derecha, dispuestos a censurar e incluso a matar para defender sus ilusiones y confusiones.
Sigo siendo un sospechoso espantajo para algunos en la izquierda, por mi asociación con la ley Kemp-Roth bill y la Reaganomía. Como yo, y otros, hemos explicado tantas veces, la economía de oferta puso al revés la mezcla política monetaria/fiscal a fin de curar la estanflación. Pero algunos izquierdistas persisten en su insistencia de que todo fue un truco para reducir los impuestos a los ricos, y ricos son todos los que tienen más dinero que ellos. A un tipo estresado con 100.000 dólares al año, con una familia en una ciudad cara, lo mezclan con la clase acaudalada junto al gerente de fondos de alto riesgo que se pagó una bonificación de mil millones de dólares.
Para dar a los izquierdistas el reconocimiento que se merecen, por lo menos saben que fui miembro del gobierno de Reagan. Sin embargo, los fanáticos derechistas piensan que soy un liberal rojizo. Recientemente escribí un artículo señalando que los republicanos escogieron un mal momento cuando el mundo ya estaba preocupado por la credibilidad financiera de EE.UU. para crear problemas respecto al aumento rutinario del tope de la deuda, creando así un impasse que amenaza con un default.
Los republicanos ven en el tema del tope de la deuda una oportunidad para reducir los gastos sociales como precio por permitir un aumento en la deuda nacional.No se puede culpar a los republicanos de tratar de hacer algo respecto al crecimiento de la deuda pública. Sin embargo hay un riesgo en la intransigencia republicana, y ese riesgo es que, gracias a las directivas presidenciales establecidas por el presidente Bush, el presidente Obama tiene la autoridad para declarar la perspectiva de un default en una emergencia nacional. Obama puede dejar simplemente de lado el límite del techo de la deuda y arrebatar las llaves de la caja de fondo al Congreso. La transformación del presidente en César requeriría otro paso considerable.