Uno siempre espera que por fin alguien rompa con conocimiento ese tópico de que los hindúes son muy felices entre la pobreza y la hambruna porque no han conocido otra cosa.
"Es una falacia. ¿Cómo van a ser felices cuando saben que, entre otras muchas desdichas, están constantemente expuestos a que les rapten y les vendan o prostituyan?".Jaume viajó a Bombay y ya no pudo volver la cara a una realidad que pedía caridad a gritos. Allí se quedó a vivir hasta fundar Sonrisas de Bombay, una ONG con 300 profesores, médicos, tutores, entrenadores en plantilla que han ayudado a miles hindúes a salir del agujero.
En su libro La canción de la concubina compara la realidad infantil actual en India o Filipinas con esas películas de Kunta Kinte en las que llevaban a negros en largas travesías con el fin de explotarles en ultramar a golpe de látigo.