© RTPA Visita de alumnos al cuartel de Cabo Noval, en Asturias
Soldados con la cara pintada con camuflaje de batalla permiten a niños que apunten con sus fusiles de asalto. Chavales que se suben a vehículos militares y participan de simulacros de combate en los que se utilizan petardos para imitar el sonido de las balas, atacando a un enemigo ataviado con
pañuelos palestinos con el fin de simular el contexto histórico, tal y como recoge uno de los soldados presentes en el evento.
Parece una escena propia de Estados Unidos, pero sucedió en España hace dos semanas. El pasado viernes 16 de abril, 200 escolares pertenecientes a cinco colegios e institutos, uno de ellos de educación especial, asistieron a una visita al cuartel de Cabo Noval en Asturias.
El ministerio de Defensa, al hilo de las críticas que los hechos suscitaron en diversas formaciones políticas y organizaciones relacionadas con la educación, valoró la jornada como "una de tantas visitas de escolares a cuarteles que tienen como fin que los escolares conozcan cómo es el ejército".
Ciertamente, el ejército se ofrece como una alternativa laboral y educativa más, en el mismo contexto que la educación no obligatoria. Todo ello, según el
Centre Dèlas de Estudios por la Paz, forma parte de una estrategia política que tiene como objetivo inculcar la cultura de la defensa, haciendo comprender a la sociedad la necesidad de un ejército para garantizar su protección ante las amenazas que acechen su seguridad.
Comentario: Es una triste e innecesaria situación. Con la riqueza disponible en el mundo, nadie debería arriesgarse a morir sepultado por basura. Nadie debería tener que ganarse la subsistencia nadando entre basura.