© EcoosferaA dos años del desastre nuclear provocado por el tsunami en Fukushima, la planta sigue descargando material radiactivo en las aguas del Pacífico, sin que las autoridades sepan cómo detenerlo.
A la memoria de seis admirables y no olvidados luchadores antinucleares: Manuel Sacristán, Ramón Fernández Durán, Francisco Fernández Buey, Pere de la Fuente, Josep Maria Domingo y Carlos París.Tres años después de la hecatombe nuclear nipona es necesario hablar de nuevo de Fukushima. No es fácil. Ni la más que influyente corporación propietaria, TEPCO, ni el Gobierno japonés de derecha más que nacionalista facilitan las cosas. Nos movemos, por tanto, en una aproximación que intenta acercarse a la situación real en la medida de nuestras fuerzas.Recordemos brevemente lo sucedido. El accidente se produjo el 11 de marzo de 2011. Un terremoto de grado 9 en la escala Ritcher, al que siguió un tsunami una hora después, generó la destrucción de los sistemas auxiliares de los seis reactores de la central de Fukushima. Se produjo un gravísimo accidente con la fusión de los núcleos de los reactores 1, 2 y 3 (que estaban entonces en funcionamiento) y con severos daños en los otros tres (que estaban en paradas de recarga o de mantenimiento). Se calcula que las emisiones radiactivas alcanzaron el 40% de las que se produjeron en Chernóbil. Se extendieron por el interior de la principal isla japonesa y también por el mar. Además de los seis reactores de la central número 1 se accidentaron los cuatro de Fukushima 2 y los cuatro también de Onagawa.
"
Ecologistas en acción" ha hablado de la situación actual del mayor desastre de la industria nuclear hasta el momento en los siguientes términos.
La realidad desafía en ocasiones a la estadística, señalan. "Con consecuencias desastrosas en el caso del sector nuclear". Los cálculos de probabilidades apuntaban "a un accidente grave en el mundo con fusión del núcleo cada 200 años". Han pasado muchos menos entre los últimos siniestros. El de Fukushima, ha demostrado que "los fenómenos sísmicos y los errores humanos pueden echar por tierra los cómputos teóricos". Eso sí, tras cada accidente, la industria nuclear, también la española, proclama a los cuatro vientos radiactivos que ha aprendido las lecciones y que las incorporará a los nuevos diseños. Humo, mucho humo publicitario.
En el caso de España, el riesgo es aún mayor, con la posible reapertura, se habla estas semanas de ello, de una central vieja y peligrosa, la de Santa María de Garoña, al igual que la instalación de un cementerio nuclear de residuos radiactivos en una zona inestable.
Comentario: ¿¿"Vacaciones administrativas"?? ¿Por qué la policía tiene derecho a un trato especial cuando se ve incriminada en un caso como éste?