© IAR noticiasLa foto, sin fecha, del Centro de Documentación de Camboya, es tan escalofriante como informal: directamente al lado de un Mercedes negro, altos dirigentes de los Jemeres Rojos –en sus distintivos pijamas negros, sandalias y krama alrededor del cuello– posan despreocupadamente.
Vemos al "Hermano Número Uno" Pol Pot, a su subcomandante Nuon Chea, Ieng Sary, Son Sen y Vorn Vet. Es lo que quería decir Hannah Arendt cuando denunció "la banalidad del mal". Este lunes, en un complejo especialmente construido en los suburbios de Phnom Penh, tuvo lugar la audiencia inicial del Tribunal Jemer Rojo, con la presencia de algunos de los personajes más denigrados en la historia reciente, incluidos el "Hermano Número Dos" Nuon Chea y el relativamente sofisticado "Ministro de Exteriores" Ieng.
Sary, quien convenció a bastantes diplomáticos, estadounidenses y europeos incluidos, de que los Jemeres Rojos solo trataban de construir una nueva sociedad agraria; y eso incluyó el asesinato ritual de más de dos millones de camboyanos en un holocausto asiático del Siglo XX.
En realidad Sary había admitido previamente, en reuniones secretas, que los Jemeres Rojos querían reducir la población de Camboya de 7 millones a 1 millón, más que suficiente para que floreciera ese sueño agrario conceptualizado por Khieu Samphan en una tesis en la Sorbona, muy elogiada por los franceses en su época.