"España está en venta", "España se vende... y es barata", "España es una ganga para los inversores extranjeros", anunciaban los titulares de los medios españoles en 2013.
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Atraídos por las dificultades de este país afectado por la crisis económica, comenzaron a llegar los inversores extranjeros. Por su parte, el Estado les seguía el juego, deshaciéndose de sus propiedades a precio de saldo. En junio de 2013, el Gobierno sacó a la venta más de 15.000 de sus inmuebles, entre ellos algunos edificios singulares.
Dos años después, muchas cosas han cambiado, pero la tendencia general parece mantenerse: España sigue en venta y los inversores extranjeros aún aprovechan esta situación.
Por ejemplo, el hombre más rico de China, Wang Jianlin, quiere adquirir Marina d'Or, el mayor complejo turístico de España, para sumarlo a la colección de las compras que ya ha realizado en el país ibérico: desde el 20% de las acciones del club de fútbol Atlético de Madrid hasta el emblemático Edificio de España, ubicado en la capital.
En julio, otro grupo chino, Tzaneen International, ofreció una suma ridícula —10.000 euros— para hacerse con el aeropuerto de Ciudad Real, un lugar cuya construcción costó alrededor de 450 millones.
Tan atractivas son algunas ofertas y tal es el interés de los clientes foráneos que,
en algunos pueblos de España, ya solo se habla inglés. Mientras tanto, la mitad de la deuda pública española en circulación se encuentra en manos de inversores extranjeros no residentes. Les detallamos estos y otros ejemplos a continuación.
Comentario: Un país endeudado como lo es España, que ha elegido ayudar a los bancos en vez de ayudar a la población, que ha arruinado la economía del país... es un país sin futuro. Es un país sin esperanza, sin cambio. ¿Quizás es esto lo que quiere el poder? Que no haya cambio.
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