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Cada vez más, la Web desnuda los gustos personales. En el país, cuatro empresas se dedican a seguir los hábitos de los cibernautas.Supongamos que usted se conecta a
Facebook y se entera que un amigo se hizo fan de las impresoras "Marca X". Ingresa al sitio de "Marca "X" y busca una impresora rápida de chorro a tinta. Mientras usted navega el sitio, el sistema de una empresa que busca consumidores registra en qué modelos se detuvo, en cuáles clickeó para ver los detalles y qué productos descartó. También "anota" que usted ingresó vía
Facebook al sitio minorista de compra de "X" y que lo hizo por medio de una red social. De inmediato, en el monitor de su computadora aparece una impresora que cumple con los requisitos de su búsqueda. Pero no la compra. Al día siguiente, mientras lee un sitio de noticias, aparece un anuncio de "X" con una oferta más atractiva que incluye descuentos y envío gratis. Entonces sí la compra. A la semana, aparece un anuncio de algo que necesitará: papel y tinta. Compra.
No fue el azar. El aviso de la tinta y el papel, tampoco. Un sistema de clasificación ya hizo una radiografía suya. Usted pertenece al sector medio alto, maneja su actividad bancaria online, es sensible a los precios y responde a ofertas de envío gratuito. Y prepárese: pronto le enviarán a su mail personal o al celular cupones de descuento para adquirir otros accesorios. Usted pagó la máquina el doble de su precio. Le regaló a una empresa recolectora de datos toda su información personal que, a su vez, será vendida a empresas que no dejan de cooptar clientes. La Web desnuda cada vez más los gustos personales.
Es un espía que analiza los comportamiento de los cibernautas y eso le viene muy bien a las empresas que buscan saber qué es lo que quieren sus potenciales consumidores. Como usted, que compró una impresora con determinadas características.