
Los descubrimientos forman parte de un proyecto de investigación encabezado desde 2007 hasta la fecha por el arqueólogo Guillermo de Anda Alanís, investigador de la Universidad Autónoma de Yucatán.
En un comunicado, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) indicó que como si se tratara de un laboratorio natural, donde el tiempo dejó grabados los cambios ocurridos en la Tierra desde hace miles de años por la modificación del clima, además de los restos de osos prehistóricos, en el mismo cenote de más 50 metros de profundidad se descubrieron marcas en sus paredes de los distintos niveles del agua que ha tenido desde hace 12 mil años hasta el siglo X (en la época prehispánica), y que dan cuenta de los cambios climáticos ocurridos en esa región del sureste de México.