Historia Secreta
Un momento de historia
Las viviendas, edificaciones comunales, campos de cultivo y otros rasgos de ese asentamiento humano quedaron sepultados bajo toneladas de ceniza y lava expulsadas por la erupción del volcán Loma Caldera, ocurrida entre los años 600 y 650 después de Cristo, una época que para los arqueólogos corresponde al denominado Período Clásico, que va del año 350 al 900 d.C.
La erupción del volcán, que, como consigna la Fundación Nacional de Arqueología de El Salvador (Fundar), se encontraba a unos 600 metros al norte de la actual Joya de Cerén, paralizó un momento en la historia de esa aldea, en donde, de acuerdo a los hallazgos, no había humanos en ese momento, quizás porque lograron escapar a tiempo tras registrarse la erupción.
Según las investigaciones, los vecinos del poblado huyeron a la carrera al registrarse los primeros estallidos, dejando sus casas y posesiones intactas, algo que tiene un valor incalculable para arqueólogos y antropólogos.
Bajo una gruesa capa de unos cinco metros de ceniza y lodo quedaron las edificaciones de esta pequeña aldea agrícola, así como los cultivos agrícolas, vestigios de una civilización que ahora es motivo de estudio para conocer la forma de vida y las costumbres de las personas de esa época.
Trindade, quien calificó el descubrimiento como el "más importante en la historia de la arqueología uruguaya", según declaró a DPA, realiza este nuevo hallazgo luego del efectuado hace casi 3 años en las sierras del norte de la misma localidad.
Los artefactos y herramientas de piedra encontrados en estas nuevas cuevas constituyen objetos que indiscutiblemente han sido usado por humanos, los que actualmente vienen siendo clasificados por los expertos locales. Asimismo, Trindade relató a DPA que en las cuevas se encontró mucho carbón que "seguramente es producto del fuego" que usaban sus antiguos pobladores, los que muy probablemente eran cazadores que recorrían dicha región.

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Los restos fueron encontrados en las ruinas de una vivienda de 11 mil 500 años de antigüedad en el centro de Alaska.
Los vestigios humanos fueron descubiertos por el arqueólogo de la Universidad de Alaska Fairbanks, Ben Potter quien, junto con su equipo, se encontraba explorando las ruinas de una casa de 11 mil 500 años de antigüedad en el centro de la región.
Se trata de un descubrimiento "notable y sorprendente", al señalar que se desconocía que la Cultura Wari, preinca, había llegado a tener presencia en el territorio de Cusco, lo que da pistas sobre una notable expansión de los waris y posible relación con los Incas, cuyo centro era Cusco.
Cusco, capital del imperio Inca, está ubicada a mil 165 kilómetros al sureste de aquí, y Huanta, capital de Ayacucho, a 575 kilómetros de Lima y no había hasta el hallazgo reciente ningún vestigio de su presencia fuera de territorio ayacuchano.
El arqueólogo Luis Lumbreras explicó que Espíritu Pampa se encuentra en la selva tropical de Cusco, un territorio al que se creía los incas solo llegaron en un repliegue para desde allí iniciar la resistencia contra los conquistadores españoles.
Lo que se ha descubierto es espectacular; es el primer rey que se ha encontrado en ese territorio, añadió Lumbreras, al resaltar la importancia de los pectorales, coronas, brazaletes de oro y cerámica preciosa, elaborada con técnicas poco conocidas.

BRONTOMERUS. Los científicos lo apodaron “Muslos de Trueno” ya que sus extremidades eran tremendamente poderosas.
Según los paleontólogos, el Brontomerus vivió durante el periodo cretácico, que finalizó hace unos 65 millones de años. Y se caracterizaba por sus poderosos muslos y cuerpo atlético. De ahí su nombre que quiere decir "Muslos de Trueno".
En el descubrimiento se encontraron huesos fosilizados de dos especímenes de Brontomerus, un adulto y un joven. Estos fueron hallados en una cantera de Utah en 1990 por investigadores y fueron transportados a un museo "donde permanecieron durante 5 y 10 años hasta que unos colegas y yo nos fijamos", señaló Mike Taylor, del University College de Londres, uno de los investigadores que reconoció que se trató de una nueva.
Los paleontólogos especulan que el espécimen más grande es la madre del más chico y que podría haber pesado alrededor de 6 toneladas. Lo mismo que un elefante grande y medía unos 14 metros de longitud, lo que equivaldría a la altura de tres jirafas macho.

Expertos creen que el declive de Tula fue por el debilitamiento de las élites de poder, por el levantamientos de súbditos y el agotamiento de los alimentos, causado por un cambio climático.
Que el actual cambio climático produce epidemias y hasta alteraciones sociales no es una novedad. Dos de las grandes civilizaciones precolombinas que habitaron el altiplano en la antigua Mesomaérica pudieron ser víctimas de constantes alteraciones climáticas que los llevaría, incluso, a la decadencia.
Expertos de la Universidad de Arizona y el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap) lograron documentar por primera vez, a partir de la dendrocronología (análisis y fechamiento de los anillos de crecimiento en los árboles), las fechas en que ocurrieron cuatro grandes sequías que pudieron haber contribuido al colapso de civilizaciones como la tolteca y azteca.
El estudio, publicado el pasado lunes en El Universal, es considerado como el primer fechamiento paleoclimático preciso que corrobora las referencias documentales sobre los periodos en que ocurrieron las severas y largas sequías.
Algunas piezas en la tumba fueron presentadas en la noche del miércoles en la ciudad de Cusco, capital del departamento homónimo, en una ceremonia que contó con la presencia de la directora general de la Unesco, Irina Bokova, quien está de visita en el Perú, según despacho de la agencia DPA.
"Esta es una noticia de gran trascendencia para el patrimonio cultural de nuestro país", destacó en el acto el viceministro de Cultura, Bernardo Roca Rey.
La revelación sobre el hallazgo había sido hecha horas antes por el director del Instituto Regional de Cultura de Cusco, Juan Julio García, quien señaló la investigación está en la primera etapa de análisis de laboratorio y que las excavaciones continuarán cuando termine la temporada de lluvias.
Para los expertos, la tumba, ubicada en la provincia selvática cusqueña de La Convención, revelará muchos secretos sobre la cultura Wari, que floreció en los Andes peruanos entre los años 600 y 1200 aproximadamente, se extendió luego hasta la costa y la selva y fue uno de los antecedentes directos de la cultura Inca.
El investigador del Instituto de Arqueología China, Yang Wuzhan, señaló que el descubrimiento se realizó en la ciudad de Xingping, en la provincia noroccidental de Shaanxi, y explicó que las osamentas estaban "en una gran caverna" que contiene 20 cuevas.
Señaló que cada cueva "está protegida por dos sementales y un guerrero de terracota".
Yang Wuzhan y su equipo de arqueólogos comenzaron a excavar las dos fosas en septiembre de 2009, pero solo hasta ahora decidieron hacer público el descubrimiento.
El investigador chino reveló que pronto llevarán a cabo pruebas para intentar determinar la raza de los caballos. Sin embargo, adelantó que los arqueólogos practicaron exámenes de laboratorio a los huesos, gracias a los cuales pudieron establecer que todos pertenecen a machos adultos.

Cova Eirós está en un lugar abrigado, en un entorno bien provisto de vegetación y agua.
Según Vidal Romaní, «en Cova Eirós la vida debía de ser bastante soportable, porque evidentemente, si no fuese así, no se encontrarían allí rastros de asentamientos humanos, pero el lugar está a setecientos metros, que es una altura considerable, y debía de encontrarse prácticamente en los límites de la zona de glaciarismo». Por encima de esas cotas, por lo tanto, la vegetación y la fauna debían de ser considerablemente más pobres. El frío de las alturas y la escasez de recursos no ofrecerían unas condiciones muy aceptables para la vida humana.
Las condiciones que ofrecía el entorno de la cueva de Triacastela en los tiempos de la cultura gravetiense -en la que se encuadra el colgante recién datado- debieron por otra parte ser muy similares a las que se dieron hace 84.000 años, cuando el lugar estuvo habitado por los hombres de Neandertal, ya que por entonces las temperaturas parecen haber sido muy similares a las de hace 26.000 años, es decir, unos siete grados más bajas que las actuales. «Lo más probable es que las condiciones ambientales de esa zona se hayan mantenido bastante estables durante períodos muy largos y por eso pudo albergar asentamientos humanos en épocas muy diferentes de la prehistoria», señala el geólogo.

Cova Eirós está en un lugar abrigado, en un entorno bien provisto de vegetación y agua.
En opinión de Juan Ramón Vidal Romaní, director del mencionado instituto, Cova Eirós puede considerarse como «un modelo de vivienda prehistórica» propio de esa etapa. «El clima de la zona continental donde se encuentra la cueva era frío y las temperaturas medias en invierno debían de estar unos siete grados por debajo de las actuales -explica-, pero Cova Eirós está en un lugar abrigado y en ese período seguramente estaba bien provisto de vegetación».
Los grupos humanos que se movían entonces por el interior de Galicia -continúa el geólogo- tenían que buscar sus refugios «en los fondos de los valles donde la vegetación y los ríos caudalosos garantizaban protección, agua y caza para sobrevivir».