Los yasidíes, que mantienen escondidas sus creencias de forma casi hermética, rezan a Malak Taus, un ángel caído de personalidad rebelde, orgullosa e incluso tiránica. Recientemente, el Estado Islámico los ha convertido en la diana de sus ataques más brutales en Irak.© WikipediaRepresentación de Melek Taus, el ángel caído a través del símbolo de un pavo real
En las últimas fechas, los yasidíes han sido noticia por la brutal persecución que sufren a manos del Estado Islámico en el norte de Irak.
El carácter misterioso y esotérico de esta religión minoritaria - cuyo origen se remonta al año 2000 a.C. y que cuenta con cerca de 700.000 miembros (la mayoría en Irak) - los ha convertido en el objeto frecuente de ataques de grupos radicales a lo largo de la Historia. Malak Taus, el ángel caído que dirige a los arcángeles y a menudo está representado por un pavo real en esta religión, es identificado de forma poco precisa por los cristianos y musulmanes como Satanás o Lucifer («Portador de luz»), lo que ha provocado la creencia popular de que los yasidíes son adoradores del Diablo. No en vano, la veneración hacia Malak Taus, que nació de la iluminación del ser supremo, sigue siendo motivo de muchos interrogantes dada la personalidad rebelde, orgullosa e incluso tiránica de este ángel.
Víctimas de intermitentes brotes de violencia desde hace siglos, sobre todo a manos de los otomanos, los yasidíes vieron por fin reconocido el derecho a practicar su culto en la constitución iraquí de 2005. La comunidad yazidí dispone de tres diputados, de los 275 escaños de la Asamblea nacional iraquí, elegidos en la lista kurda, y de dos escaños sobre los 111 del Parlamento autónomo kurdo. La irrupción del Estado Islámico en la zona, sin embargo, ha vuelto a recrudecer el acoso contra un grupo religioso del que se desconocen la mayoría de cuestiones. Así, dado que en esta religión de mayoría kurda no se puede ingresar si no se ha nacido en su seno, la mayoría de detalles que han llegado a Occidente se basan en fabulaciones como ocurre en el caso de la adoración al Diablo.
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