Un planetólogo propone que la luz que Pablo de Tarso vio en el cielo antes de su conversión, en realidad fue un asteroide como el que cayó en Rusia en 2013 San Pablo escribiendo sus epístolas (óleo atribuido a Valentin de Boulogne, c. 1619)
Pablo de Tarso es, junto con Jesús de Nazaret, la figura más relevante de los orígenes del cristianismo. En su conversión influyó la visión de una "luz" en el cielo, tal y como relata la Biblia. Ahora, un planetólogo del Instituto de Ciencia Planetaria en Tucson, Arizona (EEUU) propone que lo que vio Pablo en realidad fue un meteorito, similar al que cayó en Chelyabinsk, Rusia, en 2013. Por Marta Lorenzo.
Hace casi dos mil años, un hombre llamado
Saulo de Tarso tuvo una experiencia que cambió su vida, y, posiblemente, la nuestra también. Según
Hechos de los Apóstoles, quinto libro del
Nuevo Testamento, yendo camino a Damasco, a Saulo le pasó esto:
Sucedió que, yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente le rodeó una luz venida del cielo, cayó en tierra y oyó una voz que le decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?» El respondió: «¿Quién eres, Señor?» Y él: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer». Los hombres que iban con él se habían detenido mudos de espanto; oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo, y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Le llevaron de la mano y le hicieron entrar en Damasco. Pasó tres días sin ver, sin comer y sin beber. Hechos de los Apóstoles, 9:1-9
La interpretación religiosa de este relato ya es conocida (a raíz de su visión, Saulo se transforma en Pablo de Tarso e impulsa la expansión del cristianismo convirtiéndose, junto con Jesús de Nazaret, en la figura más relevante de los orígenes de esta religión). Pero, recientemente, ha surgido otra interpretación alternativa. Y, por extraño que parezca, es científica.
Su responsable es
William Hartmann, un planetólogo co-fundador del
Instituto de Ciencia Planetaria en Tucson, Arizona (EEUU), que ha encontrado una fuerte similitud entre esta historia bíblica y testimonios sobre avistamientos de
"bolas de fuego" más recientes, especialmente, el de
Chelyabinsk, Rusia, en 2013.
El 15 de febrero de ese año, un asteroide penetró en la atmósfera, a una velocidad de 64.000 km/h.
Se ha calculado que el bólido tenía 17 metros de diámetro y una masa de entre 7.000 y 10.000 toneladas, y que liberó una energía unas 30 veces mayor que la de la bomba atómica de Hiroshima. Fue visto y grabado en vídeo por cientos de personas.
Roca espacial y conversión de PabloEn la revista
Meteoritics & Planetary Science, Hartmann explica que la visión de Pablo de Tarso tuvo lugar alrededor del año 35 d.C. La primera descripción de esta, en tercera persona, pudo ser obra de uno de los discípulos de Jesús, Lucas. Además, hay otras dos versiones que, se supone, fueron escuchadas de boca del propio Pablo.
Todas las versiones, afirma Hartmann, reflejan exactamente la secuencia de entrada en la atmósfera de un meteoro. Por eso, el científico cree que la conversión de Pablo de Tarso pudo ser producto de la visión de una roca espacial.
Hartmann ha podido desarrollar este argumento gracias a la calidad de las observaciones del incidente de Chelyabinsk, informa la revista
NewScientist : el meteoro de 2013 es el ejemplo mejor documentado de estos grandes impactos que solo ocurren, de media, una vez cada 100 años.
Comentario: Leer tambien: