
Una excavación arqueológica subacúatica, en una zona que quedó al descubierto a raíz de un temporal de levante.
En las costas tarraconenses todavía queda abundante patrimonio romano, localizable a través de escáneres de barrido lateral. «Hay que ser conscientes de esa riqueza patrimonial que hay bajo el agua. La podríamos comparar en gran parte con los restos que tenemos en tierra», cuenta Rafael Pérez, técnico en arqueología submarina. Como siempre, la financiación se erige en el gran problema, y hay que seguir confiando en métodos tradicionales, véase las indicaciones de los pescadores, claves para dar con estos hallazgos.
Ellos, buenos conocedores del mar, se han convertido en colaboradores de arqueólogos. Una red enganchada en un objeto bajo el agua daba la pista, aunque a veces ha habido que luchar contra la indiferencia o la escasa cultura arqueológica de los pescadores y de la sociedad en general, sobre todo a mitad del siglo pasado. «A lo mejor se encontraban alguna ánfora y no se daba valor a aquello. O se rompía o se regalaba...», explica Rafael. Otro hito llegó en los 50: las 23 columnas romanas encontradas, también por pescadores, en la playa del Miracle. No todas se conservan.