La Ciencia del Espíritu
Todas estas directrices vienen a decir que no hagas caso de tus emociones ni de las circunstancias que te rodean, te cueste lo que te cueste, empéñate hasta que consigas tu objetivo, vive para conseguir las metas..., y ya serás feliz al final. Pero con este planteamiento es imposible alcanzar el bienestar o la felicidad, ni aún consiguiendo los objetivos perseguidos, pues esta forma de proceder deteriora emocionalmente y tiene efectos psicológicos perjudiciales.
El contacto físico tiene una gran influencia sobre el desarrollo cerebral: provee de las sensaciones corporales propias y funciona como un regulador del estrés.
Interesados en comprender mejor los cambios cerebrales relacionados con el contacto físico en personas que habían sufrido de algún tipo de abuso, los investigadores del departamento de psicología médica en el Bonn University Hospital y los colegas de Ruhr University Bochum y Chengdu en China, llevaron a cabo un estudio con 120 personas con historia de abuso, que no sufrían de algún trastorno neurológico y no recibían algún tipo de medicamento que afectara su percepción sensorial. El estudio está disponible en la revista American Journal of Psychiatry
Tras el arrasador éxito de sus estudios y publicaciones sobre la inteligencia emocional, Daniel Goleman ha optado por dar un giro en el enfoque de su investigación, abandonando por un momento la psicología unipersonal para abordar un nuevo paradigma de esta ciencia, cuyo centro de atención no es el individuo aislado, sino los sujetos que entran en relación.
En este libro, Goleman explora el correlato de esta "psicología interpersonal" en el campo de la neurociencia, y encuentra abundantes evidencias sobre la forma en que nuestra configuración cerebral condiciona nuestras relaciones sociales, al tiempo que estas moldean y configuran nuestro cerebro.
Ya sea que se trate de uno o dos grandes problemas que te molestan constantemente a lo largo del día o de una gran cantidad de pequeñas cosas que entran y salen de tu cabeza y rompen tu concentración, hay una forma sencilla de manejarlos: tomar un descanso para preocuparte.
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Lo correcto es definido tanto por normas legales, que al ser quebrantadas implican delitos, o normas morales, las cuales pueden causar el rechazo social de quien no las obedece.
¿Qué es la moral?
La moral es un concepto que hace referencia al conjunto de comportamientos socialmente bien vistos, los cuales dependen de la cultura de cada país y su religión. En contraposición, la ética es el conjunto de valores individuales guían el comportamiento de una persona.
Lo que es moral en un país puede ser mal visto en otro, por lo tanto hay que ser consciente de la diversidad cultural que hay en nuestro planeta y vigilar de no comportarse de una forma ofensiva en el extranjero.
Ejemplos de moral
La moral de cada cultura ofrece una serie de reglas que definen lo que es apropiado. No necesariamente que sea moral significa que sea apropiado.
A continuación presentamos algunas máximas morales y ejemplos de conductas moralmente aceptables en la mayoría de culturas.
Dormir es una de las mejores curas, dado que ayuda a regenerar el organismo, calma la mente y el cuerpo y permite estar desconectado durante unas horas. Sin embargo, las ganas de dormir pueden ser un problema si se experimentan durante todo el día a lo largo de varias semanas. Pueden ser el indicador de que algo no anda como debería y es necesario ver qué es lo que sucede.
Por eso, hay mucha gente que considera esto una señal de alerta y se hace una pregunta típica con la que a menudo acuden a la consulta del psicólogo: ¿por qué solo tengo ganas de dormir? Vamos a ver cuáles pueden ser las causas detrás de estas ganas de descansar llevadas a un extremo, además de ver algunas estrategias y buenos hábitos para hacer frente a esta situación.
No cabe duda de que las quejas nos permiten desahogarnos, sacudirnos las frustraciones y desahogar la ira, lo cual es liberador, al menos momentáneamente. Sin embargo, ¿de qué sirve quejarse a largo plazo? ¿Esas quejas han mejorado tu vida, han resuelto tus problemas o te han hecho más feliz? Es probable que no.
Quejarse es tan reconfortante precisamente porque nos excusa de asumir la responsabilidad por nuestros pensamientos y acciones. Quejarse nos mantiene entretenidos, pero no nos conduce a ninguna parte. Por eso los estoicos proponen abolir las quejas de nuestra vida. Así de tajante. Así de difícil. Así de liberador.
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Algunos investigadores las han definido como "ruido", que interfiere sin cesar con los procesos realmente importantes, como son la atención, la cognición, la consciencia o la toma de decisiones.
¿Por qué las emociones son importantes en terapia?
En las últimas décadas, sin embargo, la importancia de las emociones ha ido ganando terreno, encontrando un lugar propio dentro del ámbito de la psicología y de las neurociencias. En la actualidad es comúnmente aceptado que no podemos comprender en su complejidad la psique humana sin tener en cuenta las emociones y su relación con el resto de capacidades ejecutivas.
Sin embargo, aún no comprendemos bien esas relaciones, ni disponemos de modelos que nos permitan integrarlas de forma natural.
Estas limitaciones en nuestro conocimiento están causadas por dos factores principales. El primero es el hecho de que las experiencias emocionales son fenómenos subjetivos que difícilmente pueden ser evaluados científicamente en toda su complejidad; el segundo lo constituye la necesidad de abordar su funcionalidad dentro de un contexto evolutivo, razonando su existencia dentro de los hitos que nos han definido como especie y como individuos.
Preocupados por aferrar, olvidamos soltar
El deseo de aferrarnos a las cosas colisiona frontalmente con una característica inherente a la realidad: la impermanencia. Nada permanece estable. Todo cambia. El tiempo nos va arrebatando posesiones, relaciones, personas, estatus, salud... Por eso la pretensión de retener es absurda y solo genera dolor.
Sin embargo, no estamos preparados para soltar. Nos han enseñado a atesorar y aferrarnos. Acumulamos objetos, relaciones, poder, dinero, objetos, propiedades, títulos... Así buscamos una seguridad ilusoria que puede desmoronarse en cualquier momento como un castillo de naipes, pero que a nosotros se nos antoja una fortaleza inexpugnable.
Ese estado mental, en el que no concebimos nada más que el aferrarnos, es el principal responsable del profundo dolor que sentimos al desprendernos de algo o alguien. Sri Nisargadatta Maharaj lo resumió magistralmente: "Entre las orillas del dolor y el placer fluye el río de la vida. Solo cuando la mente se niega a fluir con la vida y se estanca en las orillas se convierte en problema. Fluir quiere decir aceptación, dejar llegar lo que viene, dejar ir lo que se va".
El Estudio General de Medios publicado el año pasado indicaba que el 96,4% de los usuarios accede a internet a través del móvil y que cerca del 70% lo utiliza para conectarse a sus redes sociales. La Universidad de Washington analizó el tránsito de viandantes en una veintena de cruces considerados de alto riesgo con la intención de descubrir hasta qué punto nos distraen nuestros dispositivos móviles mientras cambiamos de acera. El resultado no puede dejar de sorprender: uno de cada cinco peatones cruzó con la mirada fija en su smartphone.
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