Recordamos las cosas durante más tiempo si nos tomamos descansos durante el aprendizaje, lo que se conoce como el efecto espaciador. Los científicos del Max Planck Institute of Neurobiology han logrado profundizar en la base neuronal de este fenómeno en ratones.

Los intervalos más largos entre los eventos de aprendizaje mejoran la memoria y conducen a patrones de activación más robustos en el cerebro.
A muchos de nosotros nos ha pasado lo siguiente: el día antes de un examen, intentamos meter en nuestro cerebro una gran cantidad de información. Pero con la misma rapidez con la que la adquirimos, los conocimientos que hemos adquirido con tanto esfuerzo vuelven a desaparecer. La buena noticia es que podemos contrarrestar este olvido. Si ampliamos los intervalos de tiempo entre los distintos eventos de aprendizaje, retendremos los conocimientos durante más tiempo.
Pero, ¿qué ocurre en el cerebro durante el efecto espaciador, y por qué hacer descansos es tan beneficioso para nuestra memoria? En general, se cree que durante el aprendizaje, las neuronas se activan y forman nuevas conexiones. De este modo, el conocimiento aprendido se almacena y puede recuperarse reactivando el mismo conjunto de neuronas. Sin embargo, todavía sabemos muy poco sobre cómo las pausas influyen positivamente en este proceso, a pesar de que el efecto de espaciamiento se describió hace más de un siglo y se produce en casi todos los animales.
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