Cuando experimentamos un suceso novedoso, el cerebro crea un recuerdo sobre él, mediante la alteración de las conexiones entre las células cerebrales o neuronas. Este proceso requiere de la activación de numerosos genes presentes en dichas células. Científicos del
Instituto © Wikimedia CommonsARN Polimerasa II
Tecnológico de Massachussets (MIT), de Estados Unidos, han identificado ahora un gen que podría ser el controlador y el desencadenante de este complejo proceso.
Según publica el
MIT en un
comunicado, este descubrimiento no sólo revela los mecanismos moleculares subyacentes a la formación de recuerdos sino que, además,
podría ayudar a los neurocientíficos a definir una localización más exacta de la memoria en el cerebro.
Hasta ahora, lo que se sabe a este respecto es que
en el cerebro no existe un único lugar físico para la memoria.
Esta capacidad parece estar diseminada de hecho por distintas localizaciones especializadas. Mientras en algunas regiones del córtex temporal se almacenarían los recuerdos de nuestra más tierna infancia, el significado de las palabras estaría guardado en la región central del hemisferio derecho y los datos de aprendizaje en el córtex parieto-temporal. Por otra parte, muchos de nuestros automatismos (acciones no conscientes o voluntarias) están almacenados en el cerebelo.
Estudio de un gen y de un tipo de recuerdos concretos Los científicos del
MIT, dirigidos por la investigadora Yingxi Lin, miembro del
McGovern Institute for Brain Research de dicho Instituto, centraron su estudio en un gen concreto:
el Npas4, cuya activación se produce inmediatamente después de nuevas experiencias, según han demostrado estudios anteriores. Este gen está particularmente activo en el hipocampo, una estructura del cerebro que resulta esencial para la formación de la llamada memoria a largo plazo (MLP), que es un tipo de memoria que almacena recuerdos por un plazo de tiempo que puede prolongarse desde unos pocos días hasta décadas, sin que se le presuponga límite alguno de capacidad o duración.
Lin y sus colaboradores descubrieron que el Npas4 pone en marcha otros genes que modifican las conexiones de las células cerebrales, mediante el ajuste de la fuerza de las sinapsis o conexiones entre neuronas. La formación de la memoria dependería de esta modificación. Para investigar los mecanismos genéticos que generan los recuerdos, los científicos se centraron además en un tipo de aprendizaje concreto, conocido como
condicionamiento del miedo.
Comentario: Les recomendamos leer el análisis hecho por el equipo de SOTT al exitoso libro de Jon Ronson:
Análisis: "El Test del Psicópata: Un viaje a través de la industria de la locura" de Jon Ronson.