La Ciencia del Espíritu
"El hipocampo es crucial para recordar el flujo de los acontecimientos en experiencias distintas y, al hacerlo, tiende puentes entre los acontecimientos que están separados por ciertos períodos de tiempo", explica el autor principal del estudio, el doctor Howard Eichenbaum del Centro para la Memoria y el Cerebro de la Universidad de Boston, "nuestra investigación se centró en averiguar cómo representan las neuronas del hipocampo la organización temporal de las experiencias y, más específicamente, cómo salvan las diferencias entre los eventos que son contiguos, es decir, que no ocurren en una secuencia inmediata".
Según se expone en Las Mil y Una Noches, el día más importante de tu vida es el día de tu muerte. Para Don Juan, el brujo espectral que Carlos Castaneda retoma, la muerte es el aliado, el copiloto y "La idea de la muerte es lo único que templa nuestro espíritu". Esto sugiere que la muerte es sobre todo una posibilidad (de ser) - quizás la frontera donde lo imposible se vuelve posible.
Las religiones tienen diversas interpretaciones de lo que sucede cuando una persona muere. Quizás la más interesante es la del budismo tibetano, que señala, de manera simplificada, que cuando una persona - un psiconauta - muere, se enfrenta con una especie de realidad virtual/autovideojuego cósmico en la que tiene que seguir una luz para escapar de la rueda ilusoria del mundo y no reencarnar más. El interés aquí es ligar lo experiencial y lo místico con lo científico.
En los últimos años han surgido dos teorías sumamente interesantes sobre lo que sucede cuando morimos en el ámbito científico. Ambas recurriendo al concepto de dilación temporal de manera independiente.
Cuando éstas zonas no "hablan" entre sí se desata el pánico. Las zonas "observadas" por los investigadores son las que controlan la respuesta al estrés y las emociones negativas, situadas en el hemisferio derecho del cerebro.
"Es sabido que las áreas parietales y del cuerpo calloso posteriores en el hemisferio derecho están involucradas en la percepción social y el reconocimiento del propio cuerpo en el espacio", explica Paolo Brambilla, de 39 años, coordinador de la investigación, publicada en la revista "Psychological Medicine". Los científicos dieron, no obstante, un paso más, indagando la interconexión entre estas partes del encéfalo. "Aplicamos una metodología bastante nueva que permite realizar estudios de conectividad entre las distintas zonas del cerebro", explica Brambilla.
Durante mucho tiempo se pensó que poner atención y estar consciente de ello son dos funciones del cerebro tan estrechas y relacionadas entre sí que se creían inseparables. Sin embargo, un estudio publicado en el más reciente número de la revista académica Psychological Science, de la Asociación para la Ciencia Psicológica de Estados Unidos, sugiere que la atención puesta en algo y la conciencia de esa misma atención podrían ser dos procesos no necesariamente simultáneos ni totalmente unidos.
Para llegar a esta conclusión Po-Jang Hsieh - adscrito a la Duke-NUS Graduate Medical School en Singapur - , en colaboración con Jaron T. Colas y Nancy Kanwisher (del Instituto Tecnológico de Massachusetts), de entrada se plantearon la duda sobre dichos procesos mentales y, sobre todo, sobre su supuesta indivisibilidad: "Queríamos preguntarno, ¿pueden las cosas atraer tu atención incluso si no las ves del todo?", dijo Hsieh.
A lo largo de distintas épocas y distintas geografías han existido ciertas facciones o "perfiles" físicos particularmente apreciados por el resto de los miembros de esa sociedad o, en pocas palabras, gente bonita. Sin embargo, estar incluido en este popularmente cotizado grupo también conlleva pesos socioculturales que terminan por influir en la personalidad de una persona, influencia que no siempre resulta favorable.
Investigadores de las universidades de Edimburgo, Madrid y Barcelona realizaron un estudio cuya conclusión es que la gente bonita tiende a ser más individualista y a privilegiar el egoísmo sobre la cooperación. Uno de los criterios más comunes que se utilizan inconscientemente para determinar si una persona es bien parecida tiene que ver con la simetría de los elementos que componen su rostro. Y tomando en cuenta esta característica, Santiago Sanchez-Pages y Enrique Turiegano reunieron a un grupo de voluntarios dividido en dos grupos, los que tradicionalmente serían considerados como bonitos y aquellos que no.
Los autores de este estudio reclutaron a un total de 150 participantes y les dividieron en grupos de tres. Una persona fue asignada de forma randomizada para ser el líder del grupo. Se les dijo a todos que podían contribuir con consejos, pero que el líder era responsable de tomar las decisiones.
Entonces se les asignó una tarea: elegir al candidato para un trabajo. De 45 datos sobre el candidato, algunos se les comunicaron a los tres y otros sólo a uno de los participantes.
El experimento estaba diseñado para que, utilizando sólo la información que tenían los tres, el grupo sólo podía optar por un candidato menor. Sin embargo, compartir toda la información, también la que cada participantes poseía en exclusividad, podía llevar a escoger la mejor opción.
Acto seguido, los participantes completaron varios cuestionarios. Las preguntas de los líderes medían su narcisismo, mientras que los otros valoraban la autoridad y la efectividad del líder.
Así se desprende de una investigación en Psiquiatría del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell) publicada en la revista PLoS ONE, que ha demostrado la desactivación de la Red cerebral en Modo de Defecto (RMD) --relacionada con los pensamientos de autopercepción y autoreferencia social-- cuando la persona no realiza ninguna actividad.
El estudio, realizado en 50 adultos sanos, también demuestra mediante resonancias magnéticas funcionales que si la tarea requiere más esfuerzo cognitivo, la desactivación se extiende hasta la ínsula posterior, relacionada con la capacidad de sentirse corporal y visceralmente, lo que se da de forma constante en estado de reposo.
Según el investigador y coautor del estudio, Narcís Cardoner, el trabajo permite entender mejor esta red y, en un siguiente paso, estudiar si su funcionamiento alterado está vinculado a patologías como la esquizofrenia, la depresión y el alzheimer.
Respire con tranquilidad, pues es probable que su 'verdugo' de aquel tiempo tenga menos orgullo y se sienta peor consigo mismo.
Nuevos estudios de la psiquis indican que la gente explosiva, dispuesta a pelear en todo momento y llena de rencor trata de esconder sus puntos débiles con esas características, las cuales corresponden al prototipo de personas que sufren de complejo de inferioridad.
En otras palabras, el complejo contrario, el de superioridad, no es más que la armadura que cubre lo que la gente odia de sí misma y eso, a su vez, quiere decir que las dos situaciones se pueden dar al mismo tiempo y en la misma persona.
De acuerdo con el psicoanalista dominicano y autor de varios libros de autoayuda Ray Bueno, los dos problemas se manifiestan de diferentes maneras pero por una misma razón y es el rechazo por sí mismo, por lo que "el individuo se idealiza y trata de ser alguien diferente", señala en su más reciente documento en el que analiza los dos padecimientos y que fue publicado en marzo de 2010 en la red.
El hipocampo, la corteza perirrinal y la corteza prefrontal medial trabajan en conjunto para recordar diferentes aspectos de una situación, como por ejemplo un rostro, revelaron investigadores de la Universidad británica de Bristol.
Durante experimentos con ratones analizaron la función del hipocampo en el reconocimiento de los recuerdos y su vínculo con las otras dos regiones del cerebro.
Ni el recuerdo de un objeto en su sitio o el reconocimiento del orden temporal se pueden formar si la comunicación se interrumpe entre estas tres regiones, revelaron los científicos.
Los resultados de este estudio tienen importantes implicaciones en la comprensión del funcionamiento de la memoria y podría ayudar a personas con demencia senil.
El hipocampo, explicaron los expertos, desempeña un papel clave en la identificación de los lugares: se cree que la corteza perirrinal permite determinar la identidad de un objeto y la corteza prefrontal medial tiene un papel clave en la alerta conductual.
Un grupo de los especialistas del Centro médico de la Universidad de Columbia, EE. UU. estudiaron los genes tanto de los enfermos que tenían una historia de esquizofrenia en sus familias, como de voluntarios sanos. Los investigadores encontraron unas 40 mutaciones en cada uno, las cuales afectaron a genes diferentes. Combinaciones de varias alteraciones tenían como resultado la enfermedad.
Los expertos suponen que podrían existir centenares de nuevas mutaciones genéticas asociadas con la esquizofrenia. Según explica la jefa del estudio, la doctora Maria Karayiorgou, citada por 'Netdoctor', los circuitos neuronales que están afectados por la enfermedad son muy complejos, se necesitan muchos genes para su desarrollo y funcionamiento. A su vez, la cantidad de mutaciones explica también el elevado número de los casos de esta enfermedad en todo el mundo.