La Ciencia del Espíritu
Los investigadores clasificaron a los hijos e hijas adolescentes en tres grandes etapas: adolescencia temprana (12 y 13 años), media (14 y 15) y tardía (de 16 a 18) y a las personas de entre 18 y 25 años las denominaron adultos emergentes.
Según los expertos, "el hecho de que los adultos emergentes continúen viviendo en casa de los padres aumenta la conflictividad en el hogar. Los conflictos en la adolescencia alcanzan el pico más alto al principio, descienden durante la adolescencia media y vuelven a incrementarse en la tardía", explica la coautora del estudio e investigadora de la Universidad de la Laguna, Beatriz Rodríguez.

La política es el ámbito perfecto para que el psicópata despliegue todas sus "habilidades" y logre sus objetivos
Según Arias, estas personas suelen colocarse por encima de la norma que todos los demás cumplen, tienen mentalidad de emprendedor, y "una tendencia al riesgo que aprovechan para delinquir".
El sociólogo estadounidense Edwin H. Sutherland profundizó en 1939 en el aspecto criminológico de los delitos de cuello blanco. La descripción que dio de ellos durante una reunión de la Asociación Americana de Sociología ("un crimen cometido por una persona de respetabilidad y de posición social alta en el curso de su ocupación") no es muy diferente de la que se maneja hoy.
Este estudioso, considerado uno de los criminólogos más influyentes del siglo XX, explicó una década después en su libro El delito de cuello blanco, que las personas que los cometen gozan de poder económico, político e influencias en los órganos encargados de la administración de justicia. Según el autor, estas circunstancias personales les hacen menos vulnerables, ya que, algunos consiguen eludir que les detengan o evitan la condena gracias a que pueden pagar buenos abogados.
La vida cotidiana no es otra cosa que una serie constante de pequeñas predicciones: en catarata. A eso se dedica básicamente el cerebro. Y el de los seres humanos lo hace bastante bien. Ésas son las conclusiones del último estudio del neurocientífico cognitivo estadounidense Jeffrey Zacks, profesor del Departamento de Psicología de la Universidad Washington de San Luis (EE.UU.).
Zacks consiguió identificar la región del cerebro que trabaja en esa pequeña clarividencia cotidiana. Y coincide con la más duramente atacada en los enfermos de Parkinson. Pero como el propio Zacks le aclaró a BBC Mundo, y al contrario de lo que ha aparecido en algunas publicaciones de divulgación científica: no, el cerebro no predice el futuro como dicen poder hacer los astrólogos y tarotistas.
"Cuando hablamos de predecir el futuro, la mayor parte de las veces pensamos en saber qué va a pasar con los acontecimientos de Trípoli o si el próximo huracán va a llegar a nuestra región, y en eso somos bastante malos", le dijo Zacks a la BBC. "Pero en lo que somos buenos, es en predecir qué va a pasar en el cortísimo plazo, en los próximos dos o tres segundos".
"El hipocampo es crucial para recordar el flujo de los acontecimientos en experiencias distintas y, al hacerlo, tiende puentes entre los acontecimientos que están separados por ciertos períodos de tiempo", explica el autor principal del estudio, el doctor Howard Eichenbaum del Centro para la Memoria y el Cerebro de la Universidad de Boston, "nuestra investigación se centró en averiguar cómo representan las neuronas del hipocampo la organización temporal de las experiencias y, más específicamente, cómo salvan las diferencias entre los eventos que son contiguos, es decir, que no ocurren en una secuencia inmediata".
Según se expone en Las Mil y Una Noches, el día más importante de tu vida es el día de tu muerte. Para Don Juan, el brujo espectral que Carlos Castaneda retoma, la muerte es el aliado, el copiloto y "La idea de la muerte es lo único que templa nuestro espíritu". Esto sugiere que la muerte es sobre todo una posibilidad (de ser) - quizás la frontera donde lo imposible se vuelve posible.
Las religiones tienen diversas interpretaciones de lo que sucede cuando una persona muere. Quizás la más interesante es la del budismo tibetano, que señala, de manera simplificada, que cuando una persona - un psiconauta - muere, se enfrenta con una especie de realidad virtual/autovideojuego cósmico en la que tiene que seguir una luz para escapar de la rueda ilusoria del mundo y no reencarnar más. El interés aquí es ligar lo experiencial y lo místico con lo científico.
En los últimos años han surgido dos teorías sumamente interesantes sobre lo que sucede cuando morimos en el ámbito científico. Ambas recurriendo al concepto de dilación temporal de manera independiente.
Cuando éstas zonas no "hablan" entre sí se desata el pánico. Las zonas "observadas" por los investigadores son las que controlan la respuesta al estrés y las emociones negativas, situadas en el hemisferio derecho del cerebro.
"Es sabido que las áreas parietales y del cuerpo calloso posteriores en el hemisferio derecho están involucradas en la percepción social y el reconocimiento del propio cuerpo en el espacio", explica Paolo Brambilla, de 39 años, coordinador de la investigación, publicada en la revista "Psychological Medicine". Los científicos dieron, no obstante, un paso más, indagando la interconexión entre estas partes del encéfalo. "Aplicamos una metodología bastante nueva que permite realizar estudios de conectividad entre las distintas zonas del cerebro", explica Brambilla.
Durante mucho tiempo se pensó que poner atención y estar consciente de ello son dos funciones del cerebro tan estrechas y relacionadas entre sí que se creían inseparables. Sin embargo, un estudio publicado en el más reciente número de la revista académica Psychological Science, de la Asociación para la Ciencia Psicológica de Estados Unidos, sugiere que la atención puesta en algo y la conciencia de esa misma atención podrían ser dos procesos no necesariamente simultáneos ni totalmente unidos.
Para llegar a esta conclusión Po-Jang Hsieh - adscrito a la Duke-NUS Graduate Medical School en Singapur - , en colaboración con Jaron T. Colas y Nancy Kanwisher (del Instituto Tecnológico de Massachusetts), de entrada se plantearon la duda sobre dichos procesos mentales y, sobre todo, sobre su supuesta indivisibilidad: "Queríamos preguntarno, ¿pueden las cosas atraer tu atención incluso si no las ves del todo?", dijo Hsieh.
A lo largo de distintas épocas y distintas geografías han existido ciertas facciones o "perfiles" físicos particularmente apreciados por el resto de los miembros de esa sociedad o, en pocas palabras, gente bonita. Sin embargo, estar incluido en este popularmente cotizado grupo también conlleva pesos socioculturales que terminan por influir en la personalidad de una persona, influencia que no siempre resulta favorable.
Investigadores de las universidades de Edimburgo, Madrid y Barcelona realizaron un estudio cuya conclusión es que la gente bonita tiende a ser más individualista y a privilegiar el egoísmo sobre la cooperación. Uno de los criterios más comunes que se utilizan inconscientemente para determinar si una persona es bien parecida tiene que ver con la simetría de los elementos que componen su rostro. Y tomando en cuenta esta característica, Santiago Sanchez-Pages y Enrique Turiegano reunieron a un grupo de voluntarios dividido en dos grupos, los que tradicionalmente serían considerados como bonitos y aquellos que no.
Los autores de este estudio reclutaron a un total de 150 participantes y les dividieron en grupos de tres. Una persona fue asignada de forma randomizada para ser el líder del grupo. Se les dijo a todos que podían contribuir con consejos, pero que el líder era responsable de tomar las decisiones.
Entonces se les asignó una tarea: elegir al candidato para un trabajo. De 45 datos sobre el candidato, algunos se les comunicaron a los tres y otros sólo a uno de los participantes.
El experimento estaba diseñado para que, utilizando sólo la información que tenían los tres, el grupo sólo podía optar por un candidato menor. Sin embargo, compartir toda la información, también la que cada participantes poseía en exclusividad, podía llevar a escoger la mejor opción.
Acto seguido, los participantes completaron varios cuestionarios. Las preguntas de los líderes medían su narcisismo, mientras que los otros valoraban la autoridad y la efectividad del líder.
Así se desprende de una investigación en Psiquiatría del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell) publicada en la revista PLoS ONE, que ha demostrado la desactivación de la Red cerebral en Modo de Defecto (RMD) --relacionada con los pensamientos de autopercepción y autoreferencia social-- cuando la persona no realiza ninguna actividad.
El estudio, realizado en 50 adultos sanos, también demuestra mediante resonancias magnéticas funcionales que si la tarea requiere más esfuerzo cognitivo, la desactivación se extiende hasta la ínsula posterior, relacionada con la capacidad de sentirse corporal y visceralmente, lo que se da de forma constante en estado de reposo.
Según el investigador y coautor del estudio, Narcís Cardoner, el trabajo permite entender mejor esta red y, en un siguiente paso, estudiar si su funcionamiento alterado está vinculado a patologías como la esquizofrenia, la depresión y el alzheimer.
Comentario: Recomendamos fuertemente a nuestros lectores la lectura de los siguientes artículos para comprender con mayor justeza el significado y las implicancias de la existencia de psicópatas en la sociedad, y de su accionar coercitivo sobre su entorno, ya sea que este entorno consista simplemente en una familia o constituya el mundo entero:
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