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El entorno luce deprimente. Las montañas que rodean a la parroquia Puela, ubicada a 10 minutos de Penipe, cambiaron sus vívidos tonos verdes intensos por colores más grises. Los pastos y forrajes están cubiertos de ceniza blanca, los lugareños la llaman 'cemento volcánico', porque al caer y humedecerse se impregna sobre las plantas y se forma una costra similar al concreto.
Si bien no se sabe en qué momento el volcán podría hacer erupción, los habitantes de las zonas aledañas se aferran a sus animales, terrenos y viviendas.
La mayoría vive de la agricultura. En el sector siembran maíz, papas, tomate riñón y árboles frutales. Otros se dedican a la venta de animales para cárnicos y a la producción de lácteos.
Ellos son los más afectados. "Cuando empieza a caer ceniza el ganado se flaquea inmediatamente. La dentadura se les desgasta, no toman agua y se reduce la leche", contó conmovida María Margarita Massón, de 58 años.
Ella subsiste gracias a un pequeño negocio casero: hace quesos y luego los vende en los mercados de Riobamba. Tiene 12 vacas y tres toretes. La producción normal varía entre tres y cuatro quesos diarios, pero desde la semana pasada solamente puede hacer dos.
"La prioridad es el sector pecuario", afirmó Víctor Anguieta, director del Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap) de Chimborazo. Varios técnicos se movilizaron hacia las zonas afectadas para poder brindar asesoría a los propietarios de los bovinos y ayudarles a rescatar a los animales.