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El meteorólogo ha destacado que existe un vínculo entre estos grandes cambios en la actividad solar y la aparición de fuertes terremotos debido a una reducción en la fuerza de los campos magnéticos que hay alrededor de la Tierra. Según él, "Japón, EE.UU., Filipinas y las regiones propensas a los terremotos de Oriente Medio y Asia están a punto de ponerse en alerta máxima".
Una menor cantidad de llamaradas solares se asocia con un período de menor atracción magnética sobre la superficie de la Tierra, lo cual detiene el movimiento de las placas tectónicas y provoca que una enorme presión se acumule por debajo de la corteza terrestre. El resultado de esto, explica Corbyn, es parecido a una olla a presión en la que cualquier movimiento leve es capaz de desencadenar un terremoto masivo.
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