
El estudio del sismo que sacudió Alaska en 1964 fue el inicio para entender el origen de estos fenómenos. También, nos advierte que habrá más.
Cuando un fuerte sismo sacudió el norte de Chile el primero de abril, científicos se apresuraron a dar una explicación: Había ocurrido a lo largo de una falla donde las tensiones se habían estado acumulando conforme una de las placas de la corteza de la Tierra se metía lentamente debajo de otra. Un clásico caso de megasismo de ángulo bajo, le llamaron.
Esa explicación quizá parezca clara ahora, pero hasta bien entrado el siglo XX, los científicos sabían relativamente poco sobre el mecanismo detrás de estos grandes eventos sísmicos. Pero todo eso cambio cuando un devastador terremoto sacudió la zona sur-central de Alaska el 27 de marzo de 1964, poco más de 50 años antes del sismo chileno.
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