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Agosto de 2015 ha visto diluvios apocalípticos de lluvia y granizo inundando las ciudades desde China hasta los EE.UU., intensas tormentas eléctricas friendo las redes eléctricas y dañando las infraestructuras, y tormentas inusualmente poderosas destruyendo los cultivos e inundando extensas áreas de regiones habitadas.
El evento más memorable del mes ha sido la serie de explosiones masivas en el puerto de Tianjin, en el noreste de China. Aunque se asume que el error humano tuvo la culpa, la escala inusual del evento sugiere que algo "fuera de lo común" estuvo involucrado. Con la Tierra "abriéndose" de muchas maneras -
enormes socavones,
múltiples erupciones volcánicas, el
aumento de la actividad sísmica, bolsas de gas que
estallan en las playas, géiseres de metano y vapor de agua
erupcionando en campos de golf y en
las calles - sospechamos fuertemente que el evento en Tianjin fue 'más de lo mismo ', sólo que más GRANDE.
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El mes pasado, bolas de fuego convirtieron la noche en día en los países escandinavos, el Reino Unido, los EE.UU., Chile y el Caribe. Socavones se tragaron a personas y calles en China, y partes de las carreteras en el Reino Unido y los Estados Unidos. Los incendios forestales arrasaron el sur de Siberia. Las granizadas añaden dos aviones de pasajeros a su lista de golpeados. Italia vio coches arrastrados por las calles en diluvios "bíblicos", mientras que tres tifones se alinearon en el Pacífico por primera vez en la historia.
El aumento exponencial de todos los fenómenos - erupciones volcánicas, terremotos, meteoritos, socavones, inundaciones, rayos, explosión de transformadores y plantas químicas - está bien ilustrado en las estadísticas de los Estados Unidos
sobre incendios forestales. Sólo ha habido otros seis años en los que más de 8 millones de acres fueran quemados en los EE.UU. - 2012, 2011, 2007, 2006, 2005 y 2004. En lo que va de año, hasta este 1 de septiembre, el 2015 está en camino de batir el récord de 9.8 millones de acres comsumidos en el año 2006.
Estas fueron las señales de los tiempos en agosto de 2015:
Comentario: Vaya, el calentamiento de los océanos es la causa de estas muertes masivas, ¿a alguno de nuestros lectores les sorprende? Llevamos años hablando de esto. Curioso también que la infección viral sea otro factor a tener en cuenta en la extinción de las estrellas marinas. También hemos estado compartiendo en los últimos meses los resultados de nuestras investigaciones sobre la influencia de los virus en el cuerpo humano. Parece que tal y como es arriba, es abajo. Al igual que las estrellas de mar, los seres humanos también estamos viviendo en tiempos de peste.
Si nuestros científicos aceptaran de una vez que la ciencia oficial es toda una patraña de mentiras, podrían abrir sus mentes a nuevas formas de interpretar la realidad y avanzarían más rápido en la carrera por entender qué está pasando en el planeta.
Cada minuto que pasa se hace más necesario comprender qué está ocurriendo.
Como desde SOTT hemos expuesto repetidas veces, hay una alta probabilidad de que nuevos virus y patógenos sean periódicamente traídos al planeta desde el espacio exterior por escombros o rocas espaciales. Además, hay una fuerte evidencia que vincula el paso de cuerpos celestes por los cielos de nuestro planeta con el advenimiento de pestes y enfermedades.
Hoy ya no hay dudas de que las rocas espaciales transportan microorganismos y material orgánico.
Parte de este material son agentes patógenos para los que nuestro sistema inmune no está preparado y puede que el de las estrellas de mar tampoco.
Debido al incremento exponencial de bolas de fuego e incluso impactos registrados en los últimos años, el riesgo de contagio con patógenos contenidos en estos cuerpos celestes también se incrementa.
Un buen punto de partida para conocer más acerca de esta inquietante hipótesis es la lectura de:
- Cosmos, virus y el regreso de la Peste Negra
- Nueva luz sobre la Peste Negra: La conexión cósmica
- El Peligro de las Bolas de Fuego y los Cometas para la Civilización
- Guerras, Pestes y Brujas
Sugerimos al lector estar atento a la aparición de epidemias y enfermedades nuevas.